
Un cambio de paradigma en la medición de audiencias televisivas ha comenzado a consolidarse en Chile desde principios de 2025, con la implementación de una metodología que abandona el tradicional sistema de porcentajes para adoptar valores absolutos en la medición del rating. Este modelo, desarrollado por Kantar Ibope Media, se basa en nuevas tecnologías como el People Meter 7 y el Focal Meter, que permiten medir el consumo en hogares y en dispositivos conectados, incluyendo televisores inteligentes, computadores, tablets y smartphones.
El recorrido de esta transición comienza a perfilarse con datos comparativos de los primeros meses del año, y se ha profundizado con el análisis de resultados recientes, como los del lunes 29 de septiembre de 2025. La medición ahora abarca un universo de 16,6 millones de personas, lo que representa un avance significativo en la precisión y representatividad de las audiencias nacionales.
“La forma en que consumimos contenido cambió radicalmente con la digitalización y la medición de audiencia también debía evolucionar”, señaló Ignacio Mirchak, Country Leader de Kantar Ibope Media en Chile, al presentar la innovación. Desde el sector empresarial, esta nueva metodología es vista como una herramienta que permitirá “conocer el alcance real, optimizar la inversión publicitaria y mejorar la toma de decisiones estratégicas”.
Sin embargo, no todos comparten este optimismo sin reservas. Desde algunos sectores críticos, especialmente en la academia y organizaciones de consumidores, se advierte que la complejidad tecnológica y el enfoque cuantitativo podrían invisibilizar las dinámicas culturales y sociales que explican el consumo televisivo, además de generar una concentración aún mayor en los contenidos de masas con mayor capacidad de inversión publicitaria.
La medición extendida a las 16 regiones del país aporta una lectura más precisa de los hábitos de consumo en zonas que tradicionalmente han sido menos consideradas. Pero la integración de plataformas digitales plantea interrogantes sobre la brecha digital: “El acceso desigual a internet y dispositivos limita la representación real de audiencias en sectores rurales y vulnerables”, advierten expertos en comunicaciones.
Por otro lado, la medición absoluta ha revelado que contenidos como los matinales, noticieros y teleseries mantienen un rol central en la televisión abierta, aunque ahora compiten con un creciente consumo de plataformas digitales, especialmente en segmentos jóvenes y urbanos.
Este cambio metodológico no es solo técnico, sino que reconfigura las reglas del juego para canales como Chilevisión, Mega, Canal 13 y TVN. La presión por captar audiencias más amplias y diversificadas se intensifica, y la publicidad se vuelve más segmentada y orientada a datos concretos.
En términos generales, la industria televisiva chilena enfrenta un desafío doble: adaptarse a un ecosistema multiplataforma y responder a una audiencia que demanda contenidos más personalizados y de calidad, sin perder la masividad que garantiza su viabilidad financiera.
La adopción del rating en valores absolutos representa un avance innegable en la medición de audiencias, que aporta mayor precisión y refleja mejor la realidad del consumo audiovisual en Chile. Sin embargo, también pone en evidencia tensiones y desafíos pendientes: la brecha digital, la posible homogeneización cultural y la necesidad de una lectura más cualitativa del fenómeno televisivo.
El espectáculo de la medición de audiencias, que parecía centrarse en números fríos y porcentajes, se ha transformado en una arena donde convergen intereses económicos, sociales y culturales. El público, ahora más que nunca, debe mirar con ojo crítico no solo qué ve, sino cómo y por qué se mide lo que ve.