
Un duelo anunciado con confianza y escepticismo
El 7 de abril de 2025, Evelyn Matthei, candidata de Chile Vamos, afirmó que vencería "fácil, por lejos" a José Antonio Kast, líder del Partido Republicano, en una hipotética segunda vuelta presidencial. Su declaración no pasó desapercibida y encendió la mecha de un enfrentamiento que trascendería la mera competencia electoral para convertirse en un choque simbólico y estratégico dentro de la derecha chilena.
"La soberbia es mala consejera", replicó Kast, llamando a la prudencia y advirtiendo que la única encuesta válida sería la de las urnas. Esta respuesta encapsuló la tensión entre dos estilos y visiones políticas que, aunque comparten base ideológica, se distanciaban en formas y propuestas.
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Desde la perspectiva de Chile Vamos, Matthei representaba una derecha tradicional, pragmática, con énfasis en la estabilidad económica y el orden institucional. Su confianza en la victoria se apoyaba en encuestas que la posicionaban como favorita y en su trayectoria como exalcaldesa y figura moderada dentro del sector.
En cambio, el ala republicana, liderada por Kast, apostaba a una narrativa más radical, centrada en la crítica al establishment y en un discurso que apelaba a un electorado desencantado y conservador socialmente.
Las encuestas de la época mostraban a Matthei con un 31% de preferencias espontáneas, frente a un 15% de Kast, aunque este último experimentaba un crecimiento constante. Esta dinámica reflejaba no solo una competencia electoral, sino un pulso por definir el futuro de la derecha chilena.
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El electorado, especialmente en regiones fuera de Santiago, mostró reacciones divididas. En zonas tradicionalmente conservadoras, la figura de Kast resonaba con fuerza, mientras que en sectores urbanos y más moderados, Matthei mantenía su hegemonía.
"Vamos a dar la pelea para que recuperemos el crecimiento, el orden y el cumplimiento de las normas en nuestro país", afirmó Ximena Rincón, posible contendora en primarias, reflejando la fragmentación interna en la oposición y la derecha.
Analistas políticos destacaron que este enfrentamiento evidenció una crisis de identidad en la derecha chilena, obligándola a repensar su estrategia y liderazgo para futuras contiendas.
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A ocho meses de aquella declaración, la segunda vuelta efectivamente se dio y terminó con la victoria de Matthei, aunque con un margen menor al anticipado. La campaña mostró que la soberbia inicial fue un arma de doble filo: movilizó a los seguidores de Kast y también despertó críticas internas.
El resultado dejó en evidencia que la derecha chilena no es un bloque monolítico, sino un espacio de tensiones y debates que, lejos de resolverse, se profundizaron en el proceso electoral.
La victoria de Matthei no significó el fin del Partido Republicano, que consolidó su base y se posicionó como una fuerza relevante en el Congreso y en la política regional, especialmente en el sur y norte del país.
Finalmente, la lección más clara es que las certezas electorales pueden ser efímeras y que la soberbia política, como advirtió Kast, puede volverse en contra cuando el escenario cambia o la sociedad exige nuevos liderazgos y propuestas.
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Este episodio, revisado con distancia temporal, invita a reflexionar sobre la naturaleza de las disputas políticas en Chile y el desafío que supone construir consensos en un país fragmentado y en transformación.
Fuentes: Cooperativa.cl, encuestas Criteria y Cadem, declaraciones públicas de los candidatos y análisis políticos posteriores.