La caída simultánea de Wall Street y el IPSA: un terremoto financiero que aún retumba en Chile
Un desplome que no fue un accidente fortuito. El 7 de abril de 2025, Wall Street sufrió una caída abrupta: el Dow Jones bajó 3,1%, el S&P 500 un 3,5% y el Nasdaq un 4%. En paralelo, el índice chileno IPSA perdió más de un 3%, cerrando en 7.256,66 puntos. Esta simultaneidad no solo marcó una jornada negra para los mercados, sino que dejó en evidencia la interdependencia global y la vulnerabilidad de Chile a shocks externos.
El telón de fondo: la guerra comercial que no cesa
Las tensiones arancelarias entre Estados Unidos y China, que ya venían escalando desde meses antes, alcanzaron un punto crítico con represalias mutuas y amenazas de nuevas medidas proteccionistas. El presidente estadounidense, Donald Trump, mantuvo una postura defensiva, mientras Beijing anunció "medidas decididas" para defender sus intereses. Este pulso sin tregua ha generado una incertidumbre que paraliza a inversionistas y analistas por igual.
Richard Hunter, jefe de mercados de Interactive Investor, resumió la sensación general: "Está claro que China tiene ganas de pelear, y con las dos mayores economías del mundo enfrentadas, el resultado es feo para los inversionistas". La volatilidad alcanzó niveles no vistos desde la pandemia, y el llamado "índice del miedo" (VIX) se disparó, reflejando la ansiedad global.
Voces en conflicto: entre la defensa del libre comercio y el proteccionismo
En Chile, la caída del IPSA abrió un debate intenso. Por un lado, sectores empresariales y expertos en finanzas alertaron sobre la necesidad de diversificar la economía y reducir la dependencia del cobre y los mercados internacionales. Por otro, voces políticas más proteccionistas cuestionaron la apertura comercial y pidieron reforzar la industria local para mitigar impactos externos.
Desde la Cámara de Comercio, María Luisa Contreras afirmó: "Este episodio nos recuerda que Chile no está aislado y que debemos fortalecer nuestras capacidades internas para resistir estos embates". En contraste, el economista Javier Morales defendió la integración global: "El camino no es cerrar puertas, sino mejorar la competitividad y adaptarnos a las reglas del juego internacional".
El impacto regional y la mirada ciudadana
La caída del IPSA no solo afectó a grandes inversionistas. En regiones mineras como Antofagasta y Atacama, donde la economía está fuertemente ligada a la exportación de cobre, se percibió un aumento en la incertidumbre laboral y en la preocupación por el futuro económico.
Un trabajador de la minería en Calama comentó: "Cuando escuchamos que el mercado cae y la guerra comercial sigue, pensamos en nuestros empleos. No es solo números, es nuestra vida". Este sentimiento se replicó en otros sectores que dependen indirectamente de la estabilidad económica global.
Constataciones y consecuencias: ¿qué aprendemos de esta crisis?
La simultaneidad de la caída en Wall Street y el IPSA no fue un episodio aislado, sino la manifestación de una tensión global que aún no encuentra solución. La guerra comercial ha entrampado a las grandes potencias y, por ende, a las economías vinculadas, como la chilena.
Se confirma que la volatilidad y la incertidumbre seguirán marcando el ritmo de los mercados, y que Chile, en su condición de economía abierta y dependiente de commodities, debe repensar su estrategia para enfrentar estos desafíos. La pluralidad de voces muestra que no hay consenso sobre el camino a seguir, pero sí un reconocimiento compartido de la necesidad de adaptarse y fortalecer la resiliencia.
En definitiva, este episodio sirve como un recordatorio de que la economía global es un escenario de fuerzas encontradas y que el espectador atento debe mirar más allá de la inmediatez para entender las profundas causas y consecuencias que moldean nuestro presente.