Aumento de homicidios a puñaladas en ciudades medias: un desafío que divide a Chile

Un hombre asesinado a puñaladas en La Serena en abril y otro en La Calera en octubre, ambos en 2025, marcan un patrón inquietante que ha puesto en jaque a las policías, autoridades y comunidades locales. El 6 de abril, un hombre ingresó sin vida al Hospital de La Serena tras recibir heridas cortopunzantes en la intersección de Cuatro Esquinas con Avenida Balmaceda. Meses después, el 26 de octubre, otro hombre fue atacado mortalmente con arma blanca en la población Pablo Neruda de La Calera, en la Región de Valparaíso.

Estos episodios, aislados en apariencia, forman parte de un fenómeno más amplio que preocupa a distintos sectores del país. La PDI ha constatado un aumento en el uso de armas blancas para resolver conflictos en ciudades medias, donde las tensiones sociales y las brechas en seguridad pública parecen haberse intensificado.

Diversos enfoques en el tablero

Desde la perspectiva oficial, las autoridades policiales y del Ministerio del Interior atribuyen este aumento a la "complejidad del control territorial" en zonas urbanas con alta precariedad y escasa presencia estatal efectiva. El subprefecto Rodrigo Gallardo, jefe de la Brigada de Homicidios de Valparaíso, explicó que "la investigación apunta a dinámicas sociales complejas que requieren un abordaje integral, más allá de la represión inmediata".

En contraste, organizaciones sociales y vecinos afectados denuncian que la violencia refleja una falla estructural en la política pública, que no aborda la desigualdad ni el acceso a oportunidades. Una dirigente vecinal de La Calera señaló: "Estos crímenes son la punta del iceberg de un abandono que vivimos hace años. No se trata solo de seguridad, sino de dignidad y justicia social".

Los expertos en criminología y sociología aportan una tercera mirada, enfatizando el papel de la descomposición social y la ausencia de redes comunitarias sólidas. Para ellos, la proliferación de homicidios con arma blanca es un síntoma de un tejido social fracturado, donde la violencia se convierte en un recurso para resolver disputas cotidianas.

Impacto regional y nacional

El fenómeno no solo afecta a las ciudades donde ocurren los hechos, sino que también genera un efecto espejo en otras comunas con características similares. La percepción de inseguridad ha aumentado, y con ella, la demanda por respuestas inmediatas, lo que tensiona aún más el debate público.

En regiones como Coquimbo y Valparaíso, la combinación de factores económicos, sociales y de gobernanza local complejiza la implementación de políticas efectivas. La policía, por su parte, enfrenta críticas por su capacidad operativa y por la falta de recursos para un trabajo preventivo y comunitario.

Constataciones y consecuencias

Tras meses de análisis y tras haber dejado madurar esta historia, se puede concluir que:

- Los homicidios con arma blanca en ciudades medias han aumentado en 2025, evidenciando un problema de seguridad pública que trasciende episodios aislados.

- Las causas son multifactoriales y las soluciones requieren diálogo entre autoridades, sociedad civil y expertos, sin caer en simplificaciones.

- La polarización en torno a las respuestas —entre mano dura versus abordajes sociales— refleja una disonancia cognitiva que dificulta avanzar en políticas integrales.

Este desafío expone las grietas que atraviesan a Chile en materia de seguridad y cohesión social. Mientras los protagonistas de esta tragedia se enfrentan en un escenario tenso, la sociedad observa y espera que, más allá de la catarsis, emerja una estrategia que detenga la escalada y recupere la confianza en el tejido social.

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Fuentes consultadas: informes de la Policía de Investigaciones, declaraciones oficiales del Ministerio del Interior, testimonios vecinales y análisis de expertos en criminología y sociología.