
El 1 de diciembre de 2025, los precios del cobre y la plata alcanzaron niveles récord en los mercados internacionales, en una sesión marcada por la cautela en Wall Street y un contexto global de incertidumbre económica. Este fenómeno no solo refleja dinámicas de oferta y demanda, sino que también pone en evidencia tensiones estructurales que podrían afectar a la industria minera chilena, principal productora mundial de cobre.
El cobre alcanzó un máximo histórico de US$ 5,32 por libra en el Comex y US$ 11.294 por tonelada en Londres, mientras que la plata tocó US$ 58 por onza, consolidando un avance cercano al 85% en el año. Este salto responde a una combinación de factores: la demanda industrial, la especulación financiera y preocupaciones sobre la estabilidad del suministro.
Desde el punto de vista industrial, la plata ha visto un aumento notable en su uso, especialmente en sectores tecnológicos y energéticos, mientras que el cobre continúa siendo un insumo clave para la transición energética y la electrificación global. Bloomberg reporta que la inclusión de la plata en la lista de minerales críticos de Estados Unidos ha generado temores de posibles alzas arancelarias, lo que añade presión alcista.
Chile, con su histórica dependencia del cobre, se encuentra en el ojo del huracán. Las negociaciones entre mineras y fundidoras enfrentan dificultades, generando preocupación por eventuales interrupciones en el flujo de suministro. Estas tensiones se dan en un contexto donde la industria es catalogada como “vulnerable” y “altamente sensible a disrupciones”, según análisis recientes.
Desde el sector empresarial, voces alertan sobre los riesgos de un conflicto prolongado, que podría afectar no solo la producción sino también la confianza de inversionistas y la estabilidad macroeconómica del país. En contraste, algunos actores apuntan a que este escenario podría forzar modernizaciones y ajustes necesarios para la sostenibilidad del sector.
El auge de los precios ha reavivado el debate sobre la política minera en Chile. Desde la izquierda, se enfatiza la necesidad de que el Estado aumente su participación y controle mejor los recursos, buscando que las rentas extraordinarias se traduzcan en beneficios sociales. Por otro lado, sectores empresariales y liberales advierten que mayores impuestos o regulaciones estrictas podrían frenar la inversión y la competitividad.
El biministro García, en declaraciones recientes, adelantó que el Gobierno evaluará la eventual caducidad de concesiones mineras, lo que ha generado inquietud y controversia en distintos sectores.
Este episodio confirma que el ciclo de precios de los commodities, aunque favorable para la economía chilena en términos fiscales y de ingresos, no está exento de riesgos. La volatilidad, las disputas internas y la incertidumbre regulatoria pueden erosionar las ventajas del boom actual.
Además, la dinámica global, con tensiones geopolíticas y cambios en la demanda china, añade capas de complejidad que obligan a una mirada estratégica y de largo plazo. La plata, por su parte, emerge como un protagonista inesperado, reflejando cambios tecnológicos y financieros que merecen atención.
En definitiva, el récord histórico en los precios del cobre y la plata es un llamado a la reflexión sobre la gestión de los recursos naturales, la diversificación económica y el equilibrio entre desarrollo y sostenibilidad. La historia no termina aquí, y los próximos meses serán decisivos para consolidar o deshacer las ganancias obtenidas.
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Fuentes: Diario Financiero, Bloomberg, declaraciones del Ministerio de Minería, análisis de Cochilco y reportes de mercado internacionales.