
En el escenario tenso entre Washington y Caracas, la reciente declaración del expresidente Donald Trump de que "podríamos tener conversaciones con Maduro" ha sorprendido tanto a analistas como a actores políticos, más aún en un contexto marcado por una escalada militar y sanciones duras.
El 17 de noviembre de 2025, Trump reconoció públicamente la posibilidad de diálogo con Nicolás Maduro, mientras Estados Unidos desplegaba el portaaviones USS Gerald R. Ford, el mayor de su flota, en aguas caribeñas cercanas a Venezuela. Este gesto se produce en medio de un aumento significativo de la presión estadounidense, que incluye la designación oficial del Cartel de los Soles —al que Washington vincula directamente con Maduro y su círculo— como organización terrorista extranjera a partir del 24 de noviembre.
Esta doble estrategia de apertura al diálogo y simultánea intensificación del bloqueo y acciones militares refleja la complejidad de la política exterior estadounidense hacia Venezuela, caracterizada por una mezcla de coerción y posible negociación.
Desde la perspectiva del gobierno venezolano, la respuesta no se hizo esperar. Nicolás Maduro ha reiterado su rechazo a las acusaciones, calificándolas de "inventos" y ha prometido que Venezuela será "el primer país del mundo en superar los aranceles de Trump". “Venezuela no depende de nadie en este mundo y superará cualquier perturbación de la guerra comercial arancelaria”, afirmó en abril, en un acto oficial.
Además, en noviembre, en respuesta al despliegue militar estadounidense, Maduro ordenó una movilización nacional que incluye tropas regulares y milicias, además de entrenamiento para civiles, en un claro gesto de resistencia y preparación para un posible conflicto.
La escalada no se limita a la retórica: desde septiembre, Estados Unidos ha llevado a cabo al menos 21 ataques contra embarcaciones que acusa de narcotráfico en el Pacífico y Caribe, con más de 80 muertos, bajo la justificación de combatir el "narcoterrorismo".
Las voces en Washington están divididas. Por un lado, el secretario de Estado Marco Rubio ha enfatizado que ni Maduro ni sus aliados representan un gobierno legítimo y que el Cartel de los Soles es responsable de violencia y narcotráfico que afectan a Estados Unidos y Europa. Por otro, funcionarios consultados por la prensa han señalado que no hay planes inmediatos para una intervención militar directa, y que Trump aún no ha decidido si atacar o no.
En el plano diplomático, la posible apertura a conversaciones genera expectativas y escepticismo. Algunos analistas interpretan el anuncio como una maniobra para ganar tiempo y fortalecer la posición negociadora, mientras otros alertan sobre el riesgo de una crisis humanitaria y geopolítica de mayor envergadura.
Desde la sociedad civil y sectores académicos latinoamericanos, la situación es observada con preocupación y diversidad de opiniones. Algunos defienden la necesidad de un diálogo genuino que permita la desescalada y soluciones políticas inclusivas. Otros advierten que la designación del Cartel de los Soles como organización terrorista puede profundizar la crisis y dificultar cualquier acercamiento.
En definitiva, este "coliseo" entre Trump y Maduro exhibe una paradoja: mientras la guerra fría estadounidense contra el chavismo se intensifica con sanciones, despliegues militares y acusaciones, se abre simultáneamente una ventana a la posibilidad del diálogo.
Lo que está claro hasta ahora es que la tensión ha dejado ver las grietas de una estrategia que combina presión máxima con un reconocimiento implícito de la necesidad de negociación. La tragedia, por ahora, es que mientras los líderes se desafían y preparan el terreno, son las poblaciones venezolanas y de la región las que sufren las consecuencias más directas: crisis económica, inseguridad, y un futuro político incierto.
Este episodio recuerda que en la arena internacional, el poder y la diplomacia se entrelazan en un juego de suma cero donde la claridad de objetivos y la voluntad de entendimiento son escasas, pero imprescindibles para evitar el desastre.
Fuentes: Cooperativa.cl, La Tercera, El País, análisis de expertos en relaciones internacionales y derechos humanos.