
En abril de 2025, el anuncio de aranceles por parte de la administración Trump encendió una mecha que, meses después, ha confirmado una recesión en la economía estadounidense. JPMorgan revisó sus proyecciones y ahora anticipa una contracción del PIB real de -0,3% para el año, frente al crecimiento previo estimado en 1,3%. Este diagnóstico no es aislado: bancos como Barclays y Citi también ajustaron sus pronósticos a la baja, consolidando una narrativa de desaceleración que reverbera más allá del Atlántico.
El desplome inmediato del índice S&P 500, que perdió US$5,4 billones en valor de mercado en solo dos sesiones, expuso la fragilidad del sistema financiero ante medidas proteccionistas. Desde Washington, el gobierno defendió los aranceles como una estrategia para proteger la industria nacional y corregir desequilibrios comerciales, pero la respuesta de los mercados y sectores productivos fue contundente. Michael Feroli, economista jefe de JPMorgan, advirtió que la contracción económica elevará la tasa de desempleo a 5,3%, un golpe directo al mercado laboral.
En Chile, la reacción no se hizo esperar. Exportadores vinculados a Estados Unidos y mercados financieros mostraron preocupación por la volatilidad y las posibles barreras comerciales que podrían afectar la demanda. Representantes del sector minero y agroindustrial señalaron la necesidad de diversificar mercados para mitigar riesgos. Mientras tanto, la opinión pública refleja una mezcla de incertidumbre y resignación ante un panorama global que parece alejarse de la estabilidad.
El debate se instaló con fuerza en círculos políticos y académicos. Algunos sectores de derecha respaldan la medida como un acto de defensa soberana, enfatizando la importancia de proteger empleos locales frente a la competencia extranjera. Por otro lado, voces de centro e izquierda advierten que las políticas proteccionistas pueden ser un tiro por la culata, profundizando la crisis y afectando a los más vulnerables.
Desde la región, economistas destacan que la recesión estadounidense podría impactar en la demanda de materias primas, afectando el crecimiento económico chileno. Sin embargo, también se observa una oportunidad para acelerar acuerdos comerciales con otros bloques y avanzar en innovación tecnológica para reducir la dependencia.
Los aranceles decretados en abril de 2025 no solo provocaron una contracción económica en EE.UU., sino que evidenciaron la fragilidad de las cadenas globales y la interdependencia comercial. La recesión confirmada meses después es un recordatorio de que las decisiones políticas tienen efectos profundos y duraderos, que trascienden las fronteras nacionales.
En Chile, el desafío es doble: adaptarse a un escenario internacional más incierto y aprovechar la ventana para fortalecer la diversificación económica y la resiliencia. La historia reciente muestra que la economía global no es un tablero de juego estático, sino un campo de batalla donde cada movimiento tiene consecuencias palpables para gobiernos, empresas y ciudadanos.
El coliseo está abierto, y los protagonistas de esta tragedia económica continúan enfrentándose en un duelo que aún está lejos de concluir.
2025-11-12
2025-11-12