
El 3 de abril de 2025, el presidente Donald Trump firmó una controvertida orden que impuso aranceles del 10% a una amplia gama de productos importados desde casi 100 países, entre ellos Chile. Esta medida, que inicialmente parecía un golpe directo al comercio global, ha puesto en jaque a sectores productivos clave de la economía chilena, con efectos que aún se siguen evaluando y que han tensionado la relación bilateral con Estados Unidos.
US$ 7.779 millones en exportaciones chilenas hacia EE.UU. quedaron expuestos a estos nuevos gravámenes, destacándose la salmonicultura con US$ 2.578 millones y la fruta con US$ 2.039 millones. La medida exceptuó minerales estratégicos como cobre y litio, pero dejó fuera a productos agroindustriales sensibles para Chile.
Chile, segundo productor mundial de salmón detrás de Noruega, vio cómo el 40% de sus exportaciones de salmón y trucha quedaron afectadas. En 2024, 235.934 toneladas de estos productos se exportaron a EE.UU. Arturo Clement, presidente de SalmonChile, advirtió que la incertidumbre sobre el impacto real obliga a buscar certezas para evaluar la competitividad futura.
"Sin duda tendrá implicancias significativas para el sector. Es clave contar con garantías para mantener la operatividad normal y explorar vías de diálogo con las autoridades", señaló Clement.
Sin embargo, la industria también observa que los principales competidores noruegos y europeos enfrentan aranceles aún más altos —Noruega con 15% y la Unión Europea con 20%— lo que podría posicionar a Chile en una ventaja relativa para mantener su cuota en el mercado estadounidense. Loreto Seguel, presidenta del Consejo del Salmón, enfatizó que la diversificación hacia mercados como China, India, Japón y Australia es una estrategia clave para enfrentar este escenario.
El sector frutícola chileno enfrenta un desafío particularmente agudo. El 60% de la uva de mesa exportada hacia EE.UU. y el 94% de las naranjas y mandarinas están afectados por los aranceles. Luis Schmidt, expresidente de la Sociedad Nacional de Agricultura (SNA), calificó la situación como "crítica", especialmente para la fruta que ya está en tránsito hacia el mercado norteamericano.
"No sabemos qué tratamiento recibirán estos productos que ya están en camino y que podrían llegar después del 5 de abril, fecha en que entran en vigor los aranceles", expresó Schmidt.
El presidente de Frutas de Chile, Iván Marambio, explicó que la fruta chilena llega en contraestación, complementando la producción local estadounidense, por lo que un aumento en los costos por aranceles podría encarecer la cadena de abastecimiento en EE.UU.
El sector vitivinícola, aunque menos expuesto, no está exento de inquietudes. Viña Concha y Toro destacó su diversificación productiva y presencia en más de 130 mercados, incluyendo su filial Bonterra Organic Estates en EE.UU., como fortalezas para mitigar impactos.
"La diversificación de orígenes y mercados nos permite adaptarnos a escenarios cambiantes", afirmaron desde la empresa.
Por su parte, la industria de carnes blancas (pollo, pavo y cerdo) expresó rechazo a la medida, alertando que afecta la apertura comercial y genera incertidumbre. Juan Carlos Domínguez, presidente ejecutivo de ChileCarne, subrayó que estas restricciones perjudican al consumidor final y enfatizó la necesidad de avanzar en acuerdos comerciales que protejan el libre comercio.
Desde el mundo empresarial, la reacción fue inmediata y diversa. Mientras algunos sectores buscan diálogo y garantías para mantener operaciones normales, otros plantean que la medida podría ser una oportunidad para reposicionar a Chile en el comercio global mediante la diversificación de mercados y la atracción de inversiones.
"Trump está dispuesto a negociar con quienes presenten ofertas fenomenales", comentó un analista de Valtin Consulting, sugiriendo que la puerta a acuerdos aún está abierta.
Por otro lado, actores políticos y gremiales advierten sobre el riesgo de una escalada proteccionista que podría dañar la economía chilena y afectar a miles de trabajadores.
Tras ocho meses desde la imposición de los aranceles, queda claro que:
- La medida ha expuesto la vulnerabilidad de sectores altamente dependientes del mercado estadounidense, especialmente salmones y frutas.
- La competencia internacional se ha reconfigurado, con Chile manteniendo ventajas relativas frente a otros proveedores afectados por aranceles más altos.
- La diversificación de mercados y la innovación en la producción son imperativos para enfrentar la nueva realidad comercial.
- La incertidumbre regulatoria y comercial ha generado un clima de tensión que exige mayor diálogo bilateral y estrategias nacionales claras.
Este episodio no solo redefine la relación económica entre Chile y Estados Unidos, sino que también invita a reflexionar sobre la necesidad de fortalecer la resiliencia de la economía chilena frente a políticas proteccionistas externas. La lección es clara: en un mundo interconectado pero volátil, la diversificación y la adaptabilidad no son opcionales, sino requisitos para la supervivencia y el crecimiento.
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Fuentes: Diario Financiero, SalmonChile, Frutas de Chile, Viña Concha y Toro, ChileCarne, Valtin Consulting.