
Un escenario comercial en reconfiguración
En abril de 2025, el gobierno de Estados Unidos impuso un arancel base del 10% a todas las importaciones, incluyendo las provenientes de Chile, con excepción del cobre y algunos otros productos. Este hecho generó una ola de incertidumbre y debate, especialmente considerando que Chile y EE.UU. mantienen un Tratado de Libre Comercio (TLC) vigente desde 2004, que en teoría debería garantizar la libre circulación de bienes sin aranceles.
El excanciller Heraldo Muñoz aclaró que "los productos norteamericanos que entran a nuestro país lo hacen con arancel cero, producto del TLC bilateral que lleva dos décadas", desmintiendo la narrativa oficial estadounidense que justificó la medida como respuesta a supuestos gravámenes chilenos.
Más allá de Estados Unidos: una red compleja y diversa
Chile no depende únicamente de su relación con Estados Unidos para su inserción comercial. Según datos oficiales de la Subsecretaría de Relaciones Económicas Internacionales y ProChile, el país mantiene una extensa red de tratados y acuerdos económicos con más de 60 países y bloques comerciales, incluyendo la Unión Europea, China, Japón, Corea del Sur, y la Alianza del Pacífico, entre otros.
Estos acuerdos varían en alcance y profundidad, desde Tratados de Libre Comercio que eliminan barreras arancelarias y armonizan normativas, hasta acuerdos de complementación económica o asociaciones estratégicas que abordan aspectos más allá del comercio, como cooperación tecnológica y regulatoria.
Perspectivas en tensión: voces desde la política, el mundo empresarial y la ciudadanía
Desde el oficialismo, algunos sectores han señalado que la imposición arancelaria estadounidense es un llamado de atención para diversificar aún más los mercados y reducir la dependencia de un solo socio comercial. La ministra de Economía declaró que "este episodio pone en evidencia la necesidad de fortalecer nuestra agenda multilateral y buscar nuevos acuerdos que protejan nuestros intereses".
Por su parte, la oposición ha cuestionado la falta de anticipación y la fragilidad de la estrategia comercial chilena, apuntando a la necesidad de actualizar y renegociar tratados existentes para adaptarlos a la compleja realidad global.
En regiones productoras, especialmente en sectores agrícolas y manufacturas, el impacto de las medidas estadounidenses ha sido sentido con preocupación. Productores exportadores advierten que, aunque el cobre quedó exento, otros rubros enfrentan ahora mayores barreras que podrían afectar su competitividad.
Un representante de la Asociación de Exportadores del Sur afirmó: "No podemos depender de un solo mercado ni de acuerdos que se interpretan de manera unilateral. Necesitamos una política comercial robusta y diversificada".
Contexto histórico y socioeconómico
Chile fue pionero en América Latina en firmar tratados de libre comercio, con el acuerdo bilateral con Estados Unidos en 2004 como piedra angular. Desde entonces, su estrategia ha sido construir una red amplia que facilite la exportación de productos y servicios, buscando mitigar riesgos y aprovechar oportunidades globales.
No obstante, la reciente imposición de aranceles por parte de EE.UU. ha puesto en evidencia las tensiones inherentes a esta estrategia, donde acuerdos firmados en un contexto diferente ahora enfrentan desafíos por cambios en políticas comerciales y geopolíticas.
Conclusiones y desafíos a futuro
El episodio arancelario de 2025 ha confirmado que, aunque Chile posee una red extensa de tratados de libre comercio, la relación con Estados Unidos sigue siendo un eje crítico y vulnerable. La diversidad de acuerdos comerciales actuales ofrece oportunidades, pero también exige una gestión estratégica y dinámica para proteger intereses nacionales y regionales.
La pluralidad de voces —desde el gobierno, la oposición, el sector productivo y la ciudadanía— refleja la complejidad del tema y la necesidad de un debate informado y profundo sobre hacia dónde debe dirigirse la política comercial chilena.
En definitiva, Chile enfrenta el desafío de adaptar su modelo de inserción internacional a un mundo donde la estabilidad de los acuerdos no está garantizada y donde la diversificación y resiliencia serán claves para sostener su desarrollo económico en el mediano y largo plazo.