Chile y Estados Unidos: Un vínculo comercial en expansión: Tensiones arancelarias y desafíos para el futuro bilateral
El vínculo comercial entre Chile y Estados Unidos ha mostrado un crecimiento notable en los últimos años, consolidándose como una relación estratégica para ambas economías. Entre 2019 y 2024, el intercambio bilateral creció de US$23.279 millones a US$31.517 millones, con un aumento promedio anual del 6,2%, según datos oficiales de la Subsecretaría de Relaciones Económicas Internacionales (Subrei). Sin embargo, este crecimiento se ha visto tensionado por la decisión del gobierno estadounidense de imponer, desde abril de 2025, un arancel adicional del 10% ad valorem a las importaciones, incluyendo productos chilenos, salvo excepciones específicas.
Este escenario ha puesto en el centro del debate político y económico la sostenibilidad y el futuro de la relación comercial. Por un lado, el gobierno chileno y sectores exportadores destacan que los productos más relevantes en las exportaciones a Estados Unidos son el cobre refinado, filetes de salmón y frutas frescas, con un crecimiento destacado en cobre de un 18,2% anual. El cobre, pieza clave del intercambio, fue excluido de los nuevos aranceles, junto a productos farmacéuticos y semiconductores, lo que ha sido valorado como un gesto de pragmatismo por parte de Washington.
En contraste, voces críticas dentro del mundo empresarial y académico advierten que esta medida podría ser el preludio de tensiones más profundas. "Estamos viendo la punta del iceberg, pero hay más", señaló el analista Marcelo Lagos, anticipando posibles futuras restricciones sectoriales que podrían afectar la competitividad chilena.
Desde la perspectiva política, la medida ha sido interpretada de manera diversa. Algunos sectores de oposición critican la falta de una estrategia clara para diversificar mercados y fortalecer la industria nacional frente a estas presiones externas. Mientras tanto, el oficialismo defiende la vigencia de tratados y acuerdos bilaterales que, en su opinión, permitirán sortear estos obstáculos sin mayores daños.
En el plano social, la ciudadanía percibe con preocupación el aumento de costos que podría traducirse en precios más altos para productos importados, especialmente en sectores como combustibles y maquinaria, que también han experimentado incrementos en sus importaciones desde Estados Unidos. Las importaciones estadounidenses crecieron de US$13.694 millones en 2019 a US$15.989 millones en 2024, con productos como aceites combustibles, gas propano y vehículos mineros entre los más relevantes.
En definitiva, esta relación comercial, que ha sido un motor de crecimiento para Chile, se encuentra en una encrucijada. La imposición de aranceles recíprocos por parte de Estados Unidos representa un desafío que obliga a repensar estrategias, fortalecer la diversificación exportadora y buscar acuerdos multilaterales que aseguren estabilidad.
Las verdades que emergen son claras: la dependencia de Chile en el mercado estadounidense es significativa y cualquier alteración en esta dinámica tiene consecuencias palpables. Sin embargo, el diálogo y la negociación permanecen abiertos, y la historia reciente demuestra que ambos países tienen interés en mantener un vínculo que ha beneficiado a sus economías. El futuro dependerá de la capacidad de adaptación y visión estratégica de los actores involucrados.