
En abril de 2025, Estados Unidos anunció un arancel general del 10% a todas las importaciones, sumado a tarifas recíprocas que afectaron especialmente a China, Vietnam y Japón. Tres meses después, el panorama global muestra un escenario de reacomodos económicos y tensiones comerciales que van más allá de la volatilidad inicial en los mercados.
El choque fue inmediato: los futuros de Wall Street se desplomaron un 3%, mientras que bolsas en Europa y Asia sufrieron pérdidas significativas. El dólar, por su parte, retrocedió a su menor nivel en cinco meses, reflejando la incertidumbre sobre la estabilidad económica estadounidense y el riesgo creciente de recesión.
Desde la perspectiva estadounidense, la administración de Donald Trump defendió la medida como un paso necesario para proteger la industria nacional y avanzar hacia el autoabastecimiento en sectores estratégicos como semiconductores y farmacéuticos. Scott Bessent, secretario del Tesoro, advirtió a los países afectados: “¡No tomen represalias!”, aunque esta advertencia fue rápidamente desafiada por China y la Unión Europea, que anunciaron medidas de respuesta.
China, el principal afectado, vio cómo sus exportaciones quedaron gravadas con una tarifa efectiva del 54%, la más alta aplicada a cualquier país. Sin embargo, la reacción de sus mercados financieros fue contenida, lo que algunos analistas interpretan como una señal de confianza en la capacidad del gigante asiático para negociar o amortiguar el impacto económico. En contraste, Vietnam, que había emergido como beneficiario indirecto al atraer producción desplazada de China, sufrió un golpe inesperado con aranceles que alcanzaron el 46%, afectando su crecimiento exportador.
México y Canadá, socios clave en el tratado TLCAN, fueron excluidos del arancel general, aunque ciertos productos como automóviles, acero y aluminio quedaron sujetos a tarifas del 25%. Esta exclusión generó una dinámica particular: mientras México parece apostar por la negociación para mantener condiciones favorables, Canadá respondió con represalias, anticipando un ciclo de tensiones comerciales en la región.
Para Chile, el impacto es doble. Por un lado, el cobre, principal producto de exportación, quedó exento inicialmente, pero la incertidumbre sobre futuras medidas y el efecto en la demanda global han generado volatilidad en su precio, que bajó un 2,64% en el Comex. Por otro, la economía nacional enfrenta un entorno más complejo para diversificar sus mercados y atraer inversiones, en un contexto mundial que se cierra y redefine bloques comerciales.
Este episodio ha puesto en evidencia las limitaciones de la llamada "teoría del arancel óptimo" que guiaba la fórmula de cálculo de las tarifas. Si bien busca mejorar los términos comerciales de un gran importador, no contempla adecuadamente las represalias, las decisiones de inversión y los cambios en el consumo que pueden derivar en efectos contraproducentes para la economía estadounidense y sus socios.
Las voces se dividen: sectores industriales en EEUU aplauden la defensa de la producción local, mientras que economistas y expertos advierten sobre el riesgo de una guerra comercial prolongada que podría desacelerar el crecimiento global. En América Latina, la incertidumbre ha reforzado la necesidad de estrategias que reduzcan la dependencia de mercados tradicionales y fomenten la integración regional.
Tres meses después, la historia no es solo la de una caída bursátil o un aumento arancelario, sino la de un tablero global en movimiento, donde cada actor juega sus cartas con cautela y expectativa. La lección que queda clara es que en un mundo interconectado, las decisiones unilaterales tienen efectos en cadena, y la búsqueda de soluciones requiere diálogo y acuerdos que trasciendan la lógica del corto plazo.
En definitiva, el episodio arancelario de 2025 revela que la economía mundial es un escenario complejo donde la política, la estrategia comercial y las realidades sociales convergen en un espectáculo de tensiones y oportunidades, con Chile y sus vecinos como espectadores y protagonistas a la vez.