Estados Unidos impone arancel universal del 10% e incluye a Chile: ¿un giro inesperado en la guerra comercial?

El anuncio de Estados Unidos de un arancel universal del 10% para sus importaciones, que incluye a Chile entre cerca de 100 países afectados, marcó un punto de inflexión en la dinámica comercial internacional. El 3 de abril de 2025, el presidente Donald Trump presentó esta medida bajo la consigna del “Día de la Liberación”, estableciendo un gravamen base que busca equilibrar lo que EE.UU. considera prácticas comerciales desleales.

Este arancel, que se sumó a una serie de tarifas adicionales ya vigentes o anunciadas, ha generado un ambiente de incertidumbre y debate, tanto en Washington como en Santiago.

Diversidad de perspectivas en el escenario nacional

Desde el ámbito político, las opiniones se dividen claramente. El oficialismo ve en la medida una oportunidad para fortalecer la industria nacional y presionar por mejores condiciones en tratados comerciales, mientras que la oposición alerta sobre el riesgo de una escalada proteccionista que podría afectar a exportadores y encarecer productos en el mercado interno.

“Esta decisión nos obliga a repensar nuestra estrategia de inserción internacional, buscando diversificar mercados y fortalecer nuestra competitividad”, señaló un alto funcionario del Ministerio de Economía.

Por su parte, representantes del sector empresarial chileno expresan preocupación por el impacto en costos y cadenas productivas. Sin embargo, valoran la exclusión explícita de productos clave como el cobre, el acero, el aluminio y el oro, que representan pilares fundamentales de la economía chilena.

“La no aplicación de aranceles a estos commodities es un alivio, pero la medida global obliga a revisar nuestras relaciones comerciales con cuidado y pragmatismo”, comentó un dirigente de la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC).

Impacto regional y global: un tablero en tensión

En el contexto latinoamericano, Chile comparte el destino de otros países como Brasil, Argentina y Perú, que también enfrentan el 10% de aranceles. Esta homogeneidad contrasta con la exclusión de Canadá y México, socios del TMEC, que mantienen un estatus diferenciado.

A nivel global, China, la Unión Europea y varias naciones asiáticas sufren gravámenes más elevados, lo que ha tensionado aún más las relaciones comerciales y ha generado advertencias sobre posibles represalias y alteraciones en las cadenas de suministro.

Según análisis de Capital Economics y Oxford Economics, la tasa arancelaria efectiva en EE.UU. podría llegar a niveles no vistos desde los años 80, con consecuencias directas en la inflación y el comercio internacional.

Constataciones y consecuencias

Tras meses de especulaciones y escaladas, esta decisión concreta de EE.UU. revela una apuesta por un proteccionismo más generalizado, que no discrimina por tamaño ni desarrollo económico, pero sí por sectores estratégicos. Para Chile, la medida es un desafío que obliga a reconfigurar relaciones comerciales y a fortalecer la diversificación de mercados.

Este episodio confirma que la guerra comercial no es un fenómeno pasajero ni exclusivo de grandes potencias, sino un entramado complejo que afecta a países medianos y pequeños, con consecuencias directas en la economía real y en la política nacional.

En definitiva, la historia de esta escalada arancelaria no concluye aquí: queda por ver cómo responderán los actores internacionales y qué nuevas estrategias adoptarán los países afectados para proteger sus intereses y promover un comercio más equilibrado en un mundo cada vez más fragmentado.