La fractura en la derecha presidencial: una primaria acotada o la dispersión definitiva
La derecha chilena enfrenta un momento decisivo y dramático. A ocho meses de las elecciones presidenciales, la esperanza de un bloque unido se deshilacha ante la negativa tajante de dos de sus figuras más emblemáticas: José Antonio Kast y Johannes Kaiser. El 2 de abril de 2025, Guillermo Ramírez, presidente de la UDI, deslizó públicamente la idea de una "primaria acotada", una medida que, aunque no oficial ni consensuada, refleja la urgencia y el desencanto en el sector.
El origen de la fractura
La derecha, tradicionalmente unida en torno a candidaturas comunes, ha visto cómo esta vez la división amenaza no solo la presidencial, sino también la posibilidad de recuperar una mayoría parlamentaria histórica. Ramírez, en conversación con Radio Infinita, expresó que la dispersión podría costarles la elección y que la unidad es la única vía para volver a gobernar Chile. Sin embargo, la negativa de Kast y Kaiser a participar en una primaria amplia ha complicado el escenario.
"Si perdemos es por la división," advirtió Ramírez, "si vamos todos juntos a una primaria y tenemos un solo candidato presidencial, no solamente podemos ganar en primera vuelta, sino que podríamos tener mayoría parlamentaria".
La propuesta de una primaria acotada
Ante la imposibilidad de sumar a todos los actores, Ramírez propuso una primaria con quienes estén disponibles, un mecanismo que ha sido rechazado o no discutido formalmente en Chile Vamos. Esta idea, aunque pragmática, abre un debate sobre la legitimidad y representatividad del proceso, y sobre si una primaria parcial puede realmente cohesionar un bloque político fragmentado.
"Si persiste la negativa de Johannes Kaiser y de José Antonio Kast, deberíamos hacer un esfuerzo por hacer una primaria igual con quienes aspiren a ser presidentes de la República," señaló Ramírez, al tiempo que reconoció que la definición aún está lejos de concretarse.
Voces en tensión y miradas contrapuestas
Desde el Partido Republicano y los sectores más duros, la negativa a participar en primarias amplias responde a una desconfianza en las reglas del juego y a la percepción de que sus propuestas no serían valoradas ni representadas adecuadamente. Por otro lado, sectores más moderados dentro de Chile Vamos ven en la unidad la única chance de evitar la repetición de errores pasados y el desgaste electoral.
A nivel ciudadano, la fragmentación ha generado un creciente escepticismo sobre la capacidad de la derecha para ofrecer un proyecto cohesionado y viable. Encuestas posteriores al anuncio muestran una caída en la intención de voto para el sector, reflejando la inquietud ante la falta de acuerdos claros.
Consecuencias y certezas
La división en la derecha chilena no es solo una disputa interna sino una batalla por el futuro político del país. La posibilidad de una primaria acotada, aunque menos inclusiva, podría ser la última tabla de salvación para evitar la dispersión total. Sin embargo, también puede profundizar la fractura y debilitar la legitimidad del candidato que surja de ese proceso.
Lo que queda claro es que la derecha enfrenta un desafío sin precedentes: reconciliar sus diferencias en un tiempo limitado y con un electorado cada vez más exigente y crítico. La historia política reciente muestra que la dispersión en bloques políticos consolidados suele traducirse en derrotas electorales y pérdida de influencia parlamentaria.
En suma, la propuesta de Ramírez es un síntoma de la crisis interna, un llamado a la pragmática que, sin embargo, no asegura la unidad ni el éxito electoral. El coliseo está montado, los gladiadores en sus posiciones, y el público observa con la expectativa tensa de quien sabe que la tragedia está a la vuelta de la esquina.
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Fuentes: La Tercera, Radio Infinita, análisis de opinión pública y declaraciones oficiales de Chile Vamos.