
A casi nueve meses de la imposición de nuevos aranceles por parte del gobierno de Estados Unidos, la sombra de esta medida sigue proyectándose sobre la economía chilena, especialmente en sus sectores más dependientes del comercio exterior. El 25 de marzo de 2025, el gobierno estadounidense anunció tarifas que afectan productos clave para Chile, como el cobre, la madera y la agroindustria, generando un escenario de incertidumbre que ha madurado hasta convertirse en un desafío estructural para el país.
Desde el inicio, la comunidad económica y política chilena ha debatido intensamente sobre las causas y consecuencias de esta decisión. Para el director del Diplomado en Finanzas de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile, Jorge Berríos, estos aranceles no son meramente una cuestión económica, sino un instrumento de presión geopolítica. "Más que una guerra comercial tradicional, estamos viendo cómo EE.UU. emplea los aranceles para forzar cambios políticos en otras naciones", explicó en marzo, perspectiva que ha sido confirmada por la evolución de las tensiones comerciales y diplomáticas en los meses siguientes.
En el espectro político nacional, las reacciones han sido disímiles. Desde la centroizquierda, se ha insistido en la necesidad de fortalecer la integración regional y buscar alternativas en mercados emergentes, como Asia y Medio Oriente. En cambio, sectores de derecha han abogado por una respuesta más pragmática, enfatizando la diversificación y la renegociación de tratados bilaterales para proteger sectores vulnerables.
Un representante del sector empresarial maderero en la Región del Biobío señaló que "los aranceles han encarecido nuestros costos logísticos y han reducido la competitividad en Estados Unidos, nuestro principal mercado". Mientras tanto, agricultores del Valle Central han reportado pérdidas significativas debido a la caída de las exportaciones hortofrutícolas.
Los datos económicos preliminares confirman un aumento en la volatilidad de los precios de exportación y una moderada contracción en algunos sectores. El Banco Central de Chile reportó una desaceleración en el crecimiento del PIB durante el tercer trimestre de 2025, atribuyendo parte de esta dinámica a la mayor incertidumbre comercial. Además, la inflación, impulsada por mayores costos internacionales, ha erosionado el poder adquisitivo interno.
Frente a este panorama, el gobierno ha puesto en marcha una serie de medidas para mitigar el impacto. Entre ellas, destaca el impulso a la diversificación de mercados, con acuerdos comerciales reforzados con India y países árabes, y la promoción de innovaciones en sectores exportadores. Sin embargo, expertos advierten que estas estrategias requieren tiempo y no garantizan una compensación total frente a la pérdida de acceso preferencial en Estados Unidos.
La experiencia acumulada desde marzo hasta hoy revela que los aranceles de Trump han trascendido su carácter económico para convertirse en un símbolo de la fragmentación del comercio global y de la creciente instrumentalización política de las relaciones comerciales. Para Chile, esto representa un llamado urgente a la resiliencia y a la búsqueda de una estrategia comercial más autónoma y diversificada.
No obstante, la tensión entre mantener lazos estrechos con Estados Unidos y explorar nuevos horizontes comerciales sigue siendo un dilema que divide a los actores nacionales. En definitiva, la historia de estos aranceles no es solo una crónica de pérdidas o ganancias, sino una tragedia contemporánea donde el libre comercio se enfrenta a la geopolítica y donde Chile debe jugar un papel activo para no quedar relegado en el tablero global.
Fuentes consultadas: Universidad de Chile, Banco Central de Chile, entrevistas a representantes sectoriales y académicos económicos.