Innovación corporativa en Chile: ¿profesionalizar sin matar la creatividad?
El mito del innovador solitario ha quedado atrás. Desde comienzos de 2025, el debate sobre cómo profesionalizar la innovación sin destruir su esencia ha tomado fuerza en las principales empresas chilenas. En este escenario, la tensión entre procesos estructurados y la necesidad de agilidad creativa se ha convertido en un verdadero coliseo donde se enfrentan ejecutivos, emprendedores y expertos.
Daniel Chiang, experto en innovación y cofundador de Quantico, ha sido una de las voces más escuchadas en este debate. Para él, el desafío no está en generar más ideas, sino en crear un entorno que permita ejecutarlas con rapidez y calidad. La paradoja es evidente: mientras las startups pueden equivocarse rápido y barato, las grandes corporaciones deben innovar sin sacrificar los estándares que las sostienen.
Perspectivas enfrentadas
Desde el mundo corporativo, la innovación se ha convertido en un proceso medible, con indicadores claros y comités de alta gerencia. Sin embargo, esta profesionalización ha generado críticas desde sectores más ligados al emprendimiento, que advierten sobre la rigidez y la pérdida de dinamismo.
“Muchas veces, después de sesiones de ideación con post-its y cafés, lo único que queda es una planilla llena de ideas que nunca verán la luz”, señala Chiang, reflejando la frustración que sienten quienes intentan innovar dentro de estructuras tradicionales.
Por otro lado, las startups y emprendedores reclaman por un mayor apoyo y colaboración, y no solo ser vistos como competidores. La colaboración entre ambos mundos aparece como una vía para conjugar agilidad y recursos.
Cuatro claves para no matar la innovación
- Agilizar los procesos mediante células de trabajo autónomas que respondan al avance de los proyectos.
- Empoderar a los equipos, confiando en sus decisiones sin la necesidad de supervisión constante.
- Fomentar la cultura de experimentación y tolerancia al error, viendo el fracaso como una oportunidad para iterar.
- Promover la colaboración con startups, reconociéndolas como socios estratégicos y no solo rivales.
El impacto regional y social
En regiones fuera de Santiago, donde la innovación suele ser menos estructurada, la profesionalización puede significar una oportunidad para dar escala a ideas locales. Sin embargo, también existe el riesgo de que la burocracia ahogue iniciativas que requieren flexibilidad.
Desde la perspectiva social, la innovación bien gestionada puede contribuir a resolver problemas estructurales como el desempleo y la desigualdad, pero solo si se logra mantener su esencia disruptiva.
Conclusiones y verdades ineludibles
La innovación en Chile ya no es un acto romántico ni solitario, sino un proceso complejo en el que convergen culturas corporativas y emprendedoras. El verdadero desafío es encontrar un equilibrio que permita profesionalizar sin destruir, agilizar sin perder calidad, y colaborar sin diluir la identidad.
Este debate, lejos de estar cerrado, seguirá siendo un campo de batalla donde se miden fuerzas y visiones. Lo que está claro es que el futuro de la innovación chilena dependerá de quienes logren unir lo mejor de ambos mundos, sin sacrificar la agilidad ni la rigurosidad.
Fuentes consultadas: Diario Financiero, entrevistas con expertos en innovación, análisis de casos corporativos y startups chilenas en 2025.