Crecimiento económico en Chile: avances lentos y tensiones visibles en medio del debate sobre innovación y equidad

Crecimiento económico en Chile: avances lentos y tensiones visibles en medio del debate sobre innovación y equidad
Economía
Macroeconomía
2025-12-01
Fuentes
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- Crecimiento económico débil y señales claras de estancamiento en sectores clave.

- Innovación y educación: el Nobel 2025 pone el foco en la destrucción creativa y la formación temprana.

- Contrastes y tensiones entre actores políticos, empresarios y sociedad sobre el rumbo del desarrollo.

Chile enfrenta un escenario económico que, a más de medio año desde las primeras señales, confirma una realidad incómoda: el crecimiento, aunque presente, se mantiene débil y fragmentado, generando un choque de perspectivas que revela las tensiones profundas de un país en busca de progreso.

A comienzos de 2025, el Banco Central informó una caída de 0,1% en la actividad económica en febrero respecto al mismo mes del año anterior, afectada por factores puntuales como un día hábil menos y un apagón eléctrico masivo. Sin embargo, descontados estos eventos, el panorama sigue mostrando un menor dinamismo en sectores esenciales como la minería, que sufrió una contracción del 7,4% en doce meses, y una manufactura y comercio que crecen, pero sin suficiente vigor para compensar las debilidades.

Este cuadro se enmarca en una desaceleración que preocupa tanto a economistas como a ciudadanos, pues el crecimiento per cápita apenas supera el 1%, insuficiente para mejorar significativamente el bienestar y reducir las brechas sociales.

Innovación y educación: el Nobel que ilumina el debate

El Premio Nobel de Economía 2025, otorgado a Mokyr, Aghion y Hewitt, ha puesto en el centro la importancia de la innovación como motor del crecimiento económico sostenido. Estos expertos destacan que la innovación no surge en el vacío, sino en un ecosistema que protege la propiedad intelectual, facilita la competencia, integra mercados y, fundamentalmente, invierte en capital humano desde las primeras etapas educativas.

“La clave está en fortalecer la educación inicial y hacerla más inclusiva para que más personas puedan convertirse en innovadores”, señala Hernán Cheyre, investigador del Centro de Investigación Empresa y Sociedad de la UDD.

Este énfasis choca frontalmente con la percepción generalizada de que Chile aún no ha corregido el rumbo en materia educativa, manteniendo desigualdades que limitan el acceso y calidad en los niveles iniciales.

Voces enfrentadas: política, empresarios y sociedad civil

En el terreno político, las opiniones se dividen. Algunos sectores de oposición critican al gobierno por no implementar reformas estructurales que potencien la innovación y flexibilicen el mercado laboral, mientras que desde el oficialismo se defiende la necesidad de mantener estabilidad y avanzar con cautela para no afectar la inversión.

Los empresarios, por su parte, reconocen la importancia de la innovación pero advierten que la carga tributaria y la regulación excesiva frenan la entrada de nuevos emprendimientos y la competitividad frente a mercados internacionales.

“Sin un sistema tributario que incentive la innovación, difícilmente podremos competir en un mundo globalizado”, afirma un ejecutivo de la industria tecnológica.

En las regiones, la sensación es que el crecimiento no ha llegado con fuerza, especialmente donde la minería y el comercio local son pilares económicos. La reducción en la producción minera y la moderación del turismo extranjero generan incertidumbre sobre el empleo y la calidad de vida.

Constataciones y consecuencias

Tras meses de análisis y tras el debate público que ha ido madurando, queda claro que el crecimiento económico en Chile no es solo una cuestión de cifras, sino de calidad y sostenibilidad. El país debe enfrentar la paradoja de avanzar en innovación y competitividad sin dejar atrás la equidad y el desarrollo regional.

Las condiciones para una verdadera “destrucción creativa” —que permita reemplazar lo obsoleto con nuevas tecnologías y modelos de negocio— requieren un Estado facilitador, un sistema educativo inclusivo desde la base, un marco regulatorio adecuado y una apertura comercial efectiva.

La falta de avances decisivos en estos aspectos puede condenar a Chile a un estancamiento prolongado, con consecuencias sociales y políticas que ya comienzan a asomarse en el descontento ciudadano.

En definitiva, el país se encuentra en una encrucijada donde las tensiones entre tradición y modernidad, entre estabilidad y cambio, se juegan no solo en los números, sino en la vida cotidiana de millones. La pregunta abierta es si la sociedad chilena logrará construir un consenso que permita superar esta etapa con una estrategia clara y compartida hacia el futuro.