
En la región del Bío Bío, el escenario político se ha transformado en un verdadero coliseo, donde las alianzas y las disputas se entrelazan en un espectáculo que revela las fracturas y las esperanzas del sector derecho.
El 17 de noviembre de 2025, los resultados electorales confirmaron el avance a segunda vuelta de José Antonio Kast (Republicanos) y el candidato del Partido Social Cristiano (PSC), provocando una celebración simultánea y tensa entre ambos sectores. El PSC, que históricamente ha oscilado entre posiciones centristas y conservadoras, abrazó con entusiasmo este giro a la derecha, interpretándolo como una respuesta a la crisis socioeconómica que atraviesa el Bío Bío. Por su parte, Chile Vamos, con Renovación Nacional y la UDI a la cabeza, comprometió su apoyo para el balotaje, aunque con reservas y críticas veladas.
En el Centro Español de Concepción, el comando de Kast aguardó expectante los resultados, mientras la dirigencia regional del PSC, representada por Gianina Contreras, destacó que "la confianza en el triunfo está en la unidad del sector". Sin embargo, esta unidad no está exenta de tensiones. En Santiago, Evelyn Matthei, candidata de Chile Vamos, reconoció su derrota, pero su respaldo a Kast no fue inmediato ni explícito, lo que generó críticas desde Republicanos.
Arturo Squella, presidente de Republicanos, calificó de "desfachatez" la falta de apoyo claro de Matthei y cuestionó su postura en temas clave como la seguridad pública y el aborto. Esta crítica refleja una división profunda dentro del espectro de derecha, donde la coexistencia entre sectores más duros y moderados se vuelve cada vez más compleja.
Desde Chile Vamos, Claudio Eguiluz, presidente de Renovación Nacional, aseguró que el 100% de los votos de Matthei estarán con Kast en la segunda vuelta, aunque Jorge Ulloa (UDI) llamó a repensar la estrategia para evitar repetir la derrota electoral de 2021. La ausencia de un encuentro formal con el PSC en esta etapa también evidencia una alianza todavía frágil y segmentada.
El apoyo del Partido de la Gente, liderado por Franco Parisi, aparece como una incógnita clave para el balotaje, con el comando de Kast apostando a captar esos votos para ampliar su base. Esta apuesta introduce un elemento de incertidumbre, dado el perfil populista y a veces errático de Parisi, que puede tanto fortalecer como desestabilizar la coalición de derecha.
Desde la perspectiva social, en el Bío Bío la ola conservadora se explica en parte por la sensación de abandono y deterioro económico que experimentan amplios sectores. Pero también ha generado preocupación en voces progresistas y de izquierda, que temen un retroceso en derechos sociales y políticas públicas.
Fidel Espinoza (PS) señaló con dureza: "Hoy día ganó la ultraderecha", una afirmación que refleja la polarización creciente y la percepción de amenaza que sienten varios actores políticos y sociales.
A casi dos semanas para la segunda vuelta presidencial del 14 de diciembre, el Bío Bío se mantiene como un escenario decisivo donde la derecha busca consolidar una unidad estratégica, pero enfrenta desafíos internos y externos que podrían definir no solo el resultado electoral, sino también el rumbo político del país.
- La alianza entre Republicanos, PSC y Chile Vamos en el Bío Bío es un fenómeno complejo que mezcla convergencias tácticas con profundas diferencias ideológicas y estratégicas.
- La falta de un apoyo explícito y entusiasta de figuras clave como Evelyn Matthei a Kast revela tensiones que podrían afectar la cohesión del bloque en la segunda vuelta.
- La incertidumbre sobre el respaldo del Partido de la Gente añade un factor impredecible que puede modificar el equilibrio de fuerzas.
- El giro a la derecha en la región responde a factores socioeconómicos reales, pero también genera resistencias y temores que configuran un clima político polarizado.
- Este escenario regional es un reflejo ampliado de las dinámicas nacionales, donde la fragmentación y la búsqueda de unidad conviven en un equilibrio inestable.
El Bío Bío, así, no solo es testigo sino protagonista de un episodio crucial en la historia política chilena reciente, donde se juega la definición de un modelo y de un futuro que aún está lejos de ser claro.