Harold Mayne-Nicholls busca La Moneda: Una candidatura que desafía la política tradicional
En abril de 2025, Harold Mayne-Nicholls, conocido principalmente por su paso como presidente de la ANFP y su rol en la organización de los Juegos Panamericanos Santiago 2023, oficializó la recolección de firmas para su candidatura presidencial. Lo hizo en la Plaza de Copiapó, tras un recorrido por las 16 regiones del país, en una campaña que busca 'devolverle el alma a Chile'.
Su figura, que hasta ahora se había mantenido al margen de la política tradicional, emerge como un actor inesperado en un escenario presidencial marcado por la fragmentación y el desencanto ciudadano. Mayne-Nicholls, periodista de formación y con una carrera que incluye cargos en la FIFA y en la administración deportiva nacional, se presenta como un outsider que pretende conectar con territorios y sectores que sienten que la política convencional no los representa.
Una candidatura que tensiona el tablero político
Desde la centroizquierda, algunos ven en Mayne-Nicholls una oportunidad para articular un liderazgo renovado, capaz de superar las divisiones internas y recuperar la confianza ciudadana. Sin embargo, voces críticas advierten que su perfil técnico y su pasado en la administración deportiva no garantizan una visión política consolidada para enfrentar los complejos desafíos nacionales.
El mundo de la derecha observa con cautela, reconociendo su capacidad de convocatoria popular, pero cuestionando la claridad de su programa y su posicionamiento ideológico. En sectores más conservadores, su candidatura es vista con escepticismo, en parte por su cercanía a figuras y movimientos progresistas en años recientes.
Impacto regional y social: un llamado a la descentralización
El inicio de su campaña en Copiapó no es casualidad. El norte grande, históricamente marginado en la toma de decisiones políticas, ha sido uno de los focos de su discurso. Mayne-Nicholls ha enfatizado la necesidad de una política que escuche y responda a las demandas regionales, especialmente en materia de desarrollo económico, infraestructura y justicia social.
Organizaciones sociales y líderes comunitarios han expresado tanto apoyo como reservas. Por un lado, valoran su énfasis en la inclusión territorial; por otro, cuestionan si su figura puede realmente transformar las estructuras de poder locales y nacionales.
Verdades y consecuencias a la vista
Lo que está claro es que la candidatura de Harold Mayne-Nicholls representa un fenómeno que va más allá de la simple participación electoral. Su irrupción abre un debate sobre la renovación de la política chilena, la crisis de representación y la búsqueda de nuevos liderazgos que dialoguen con la ciudadanía desde la experiencia y el compromiso regional.
A casi ocho meses de la oficialización de su campaña, la capacidad de Mayne-Nicholls para traducir su capital simbólico en apoyo electoral efectivo sigue siendo una incógnita. Sin embargo, su apuesta por un discurso que combina profesionalismo, descentralización y recuperación de identidad nacional ha puesto en jaque a los partidos tradicionales, obligándolos a repensar sus estrategias y su relación con el electorado.
En definitiva, la historia de esta candidatura es una invitación a observar con distancia y profundidad, más allá del ruido inmediato, cómo los procesos políticos se construyen en el tiempo y con múltiples voces en juego.