El alivio de las lluvias en el sur de Chile: qué dejó y qué viene después del sistema frontal de abril

Un respiro esperado, pero no definitivo. Así podría resumirse el efecto del sistema frontal que entre el 1 y 5 de abril de 2025 dejó precipitaciones en la Patagonia y el sur de Chile, donde la sequía había marcado un ritmo de crisis y preocupación creciente. Entre el 1 y 2 de abril, las lluvias alcanzaron entre 10 y 20 mm en zonas como Coyhaique, Puerto Williams y Puerto Montt, con chubascos menores en Valdivia y Villarrica. Sin embargo, la llegada de un anticiclón desde el 3 de abril detuvo el avance de nuevos frentes, dejando una pausa que no resuelve el déficit hídrico que persiste en la zona.

Un fenómeno con múltiples lecturas

Desde el punto de vista meteorológico, el sistema frontal fue un evento moderado, con precipitaciones suficientes para aliviar temporalmente los suelos y recargar algunas fuentes hídricas, pero insuficiente para revertir la tendencia de sequía estructural que afecta a la región desde hace años. Según expertos de Meteored, "las lluvias fueron dispersas y no lograron penetrar en profundidad en el ciclo seco que afecta la cordillera y valles interiores".

Para las comunidades rurales y campesinas, especialmente en la Araucanía y Los Ríos, este alivio fue un bálsamo para la agricultura de subsistencia, pero también un recordatorio de la fragilidad del sistema productivo ante la irregularidad climática. Una agricultora mapuche de Villarrica comentó: "Estas lluvias nos ayudan, pero sabemos que no es suficiente, el agua sigue siendo escasa para nuestros cultivos y animales".

En contraste, sectores empresariales ligados a la agricultura intensiva y forestal expresaron preocupación por la incertidumbre climática y la necesidad de adaptar sus modelos productivos. Desde la Cámara de Comercio de Puerto Montt señalaron que "los eventos aislados de lluvia no compensan la falta de planificación hídrica a largo plazo".

El debate político y ambiental tras la lluvia

La llegada del sistema frontal también reactivó el debate sobre la gestión del agua y el cambio climático en Chile. Desde la oposición, voces críticas apuntaron a la falta de políticas públicas integrales que permitan enfrentar de manera efectiva la crisis hídrica. Diputados de oposición declararon que "estos eventos muestran la urgencia de legislar con visión de futuro y proteger el agua como un bien común".

En tanto, el gobierno defendió las acciones implementadas para mejorar la infraestructura hídrica y fomentar la conservación, aunque reconoció que los desafíos son complejos y requieren coordinación multisectorial.

Consecuencias y aprendizajes

Este episodio de lluvias moderadas en abril de 2025 no ha cambiado la realidad climática del sur de Chile, pero sí ha puesto en evidencia la necesidad de una mirada más profunda y estratégica. La irregularidad de los sistemas frontales y la persistencia de altas presiones anticiclónicas sugieren que los ciclos de sequía seguirán siendo una amenaza recurrente.

Además, la experiencia reciente revela la importancia de incluir las voces locales, especialmente de pueblos originarios y comunidades rurales, en la planificación y gestión del agua. La diversidad de perspectivas, desde la meteorología hasta la política y la sociedad civil, muestra que no hay soluciones simples ni unívocas.

En definitiva, las lluvias de abril fueron un alivio pasajero en un escenario complejo, donde la acción coordinada y el pensamiento crítico son indispensables para enfrentar un futuro climático incierto.