Chile y el cambio de hora en invierno 2025: ¿Una medida necesaria o un debate sin fin?

Un escenario que se repite cada año, pero que en 2025 ha vuelto a poner en el centro del debate público la pertinencia y consecuencias del cambio de hora en Chile. El pasado 28 de marzo se implementó el cambio de hora para el invierno 2025, adelantando los relojes una hora. Más allá de la rutina que implica ajustar despertadores y dispositivos, esta medida ha generado un choque de intereses y opiniones que persisten meses después, cuando las consecuencias ya comienzan a evidenciarse.

El origen y la evolución del cambio de hora en Chile

La práctica del cambio de hora en Chile tiene raíces que datan de varias décadas, originalmente implementada para optimizar el uso de la luz natural y reducir el consumo energético. Sin embargo, en los últimos años, la discusión se ha complejizado. Mientras algunos sectores defienden su continuidad por beneficios económicos y ambientales, otros cuestionan su impacto en la salud y calidad de vida de la población.

Una disputa política con múltiples voces

Desde el gobierno, la postura oficial ha sido mantener el cambio como una herramienta para el ahorro energético, respaldada en informes técnicos que señalan una reducción moderada en el consumo eléctrico durante las tardes. El Ministerio de Energía afirmó en abril que “el cambio de hora contribuye a una gestión más eficiente de la demanda energética”. Sin embargo, esta visión se topa con críticas desde partidos de oposición y expertos en salud pública, que alertan sobre efectos negativos en los ritmos circadianos, aumento de accidentes de tránsito en las mañanas oscuras y perjuicios en el rendimiento escolar y laboral.

A nivel regional, la percepción también varía. En zonas del norte, donde la luz natural es más constante, el cambio es menos valorado, mientras que en el sur, con días más cortos en invierno, algunos sectores lo ven como un ajuste necesario para aprovechar mejor la luz diurna.

Impactos sociales y económicos: ¿qué dicen los datos?

Más allá de las opiniones, los datos recopilados durante los últimos meses muestran una realidad matizada. Estudios preliminares indican que el ahorro energético es menor al esperado, con una reducción que oscila entre el 1% y 3%, dependiendo de la región y el sector productivo. En contraparte, hay evidencia creciente de alteraciones en la salud mental y física de segmentos vulnerables, como niños y adultos mayores, quienes experimentan dificultades para adaptarse al nuevo horario.

Además, la tasa de accidentes de tránsito en las primeras horas de la mañana aumentó un 7% en comparación con el mismo periodo del año anterior. Esto ha generado llamados desde organizaciones de seguridad vial para reconsiderar la medida o implementar campañas de adaptación más efectivas.

Voces ciudadanas: entre la rutina y el malestar

En las calles y hogares, la reacción es diversa. Algunos valoran el extra de luz en las tardes para actividades familiares y recreativas, mientras otros lamentan la oscuridad matinal que dificulta las salidas tempranas y afecta el ánimo. “Se siente más difícil despertar y concentrarse en la mañana, especialmente para los niños que van al colegio”, comenta una madre de Santiago. Por su parte, trabajadores con horarios flexibles reportan una mejoría en la conciliación de vida laboral y personal gracias a la luz adicional en la tarde.

Constataciones y reflexiones finales

Después de meses de observación y análisis, queda claro que el cambio de hora en Chile no es una medida con efectos unívocos ni definitivos. El ahorro energético existe, pero es limitado y variable. Los impactos en la salud y seguridad son reales y demandan atención, especialmente para grupos vulnerables. La disparidad regional y social en la percepción y consecuencias de este ajuste horaria subraya la complejidad del tema.

Este episodio pone en evidencia un desafío mayor: cómo encontrar políticas públicas que equilibren eficiencia, bienestar y diversidad social en un país con geografías y realidades tan heterogéneas. La discusión sobre el cambio de hora en Chile es, por tanto, un espejo de tensiones más amplias sobre el modelo de desarrollo y calidad de vida que se quiere promover.

La invitación para el futuro es a no reducir esta cuestión a un debate técnico o anecdótico, sino a abordarla con la profundidad, pluralidad y rigor que merece, integrando datos, experiencias y voces desde todas las regiones y sectores del país.