El sorpasso republicano y la fractura de la derecha histórica: un giro que redefine el mapa político chileno

El domingo 16 de noviembre de 2025 marcó un antes y un después en la política chilena, con una elección parlamentaria y presidencial que ha dejado a la derecha tradicional tocada y a la emergente alianza republicana como la nueva fuerza dominante. La lista parlamentaria integrada por republicanos, libertarios y socialcristianos logró 42 escaños en la Cámara de Diputados y seis en el Senado, desplazando a Chile Vamos y dejando a la UDI en una posición inédita de debilidad. Este fenómeno, conocido como el “sorpasso republicano”, no solo exhibe una derrota simbólica para los partidos históricos, sino también un cambio profundo en los equilibrios de poder y las narrativas políticas.

La derecha tradicional en retirada

La UDI, que durante décadas fue columna vertebral de la derecha chilena, quedó sin senadores electos y con una bancada reducida en diputados. Evópoli y Demócratas, partidos que no alcanzaron el 5% de los votos, enfrentan una crisis existencial que podría llevar a su disolución. Desde Evópoli, su directiva admitió que "el resultado obliga a una reflexión profunda" y reconoció la incapacidad para interpretar el sentir mayoritario de la ciudadanía.

Este desplome se explica, en parte, por la incapacidad de estos partidos para conectar con una base electoral que demanda cambios más radicales y una narrativa distinta a la de la derecha tradicional. La figura de José Antonio Kast, con un discurso más directo y una coalición renovada, capitalizó ese descontento, doblando su presencia en la Cámara y ampliando su bancada en el Senado.

La irrupción del bloque republicano y libertario

El bloque que lidera Kast no solo creció en número, sino que también trajo consigo nuevas tensiones internas. La irrupción de los libertarios, encabezados por Johannes Kaiser, con siete diputados y un senador, introduce una dinámica inédita. El jefe de campaña de Kaiser ha declarado que no están "disponibles para transar principios", anticipando posibles conflictos dentro de la derecha ampliada.

Este sector, aunque ideológicamente cercano en varios puntos programáticos, mantiene diferencias en estilo y énfasis, y su influencia podría condicionar la gobernabilidad de un eventual gobierno de Kast. La comparación con la experiencia de Gabriel Boric en 2021, quien tuvo que flexibilizar su programa para sumar apoyos, resulta inevitable para entender los desafíos que vienen.

Voces ciudadanas y el desafío de la segunda vuelta

La primera vuelta presidencial dejó a José Antonio Kast y Jeannette Jara (PC) como finalistas para la segunda vuelta del 14 de diciembre. Mientras Kast capitaliza el respaldo de las tres derechas, Jara obtiene el apoyo de sectores progresistas y de izquierda. Sin embargo, un 19% de electores votó por Franco Parisi, cuya posición ambivalente y rechazo a entregar un "cheque en blanco" a cualquiera de los candidatos añade incertidumbre al escenario.

Desde el partido Demócratas, que no logró superar el umbral legal para mantenerse, se enfatiza que siete de cada diez chilenos rechazaron la continuidad del actual gobierno y que la voluntad de cambio se ratificará en la segunda vuelta. "No queremos más de lo mismo, y menos aún liderado por el Partido Comunista", afirmaron, evidenciando la polarización que atraviesa el país.

Consecuencias y verdades emergentes

Este resultado electoral confirma que Chile está en un momento de redefinición política profunda. La derecha tradicional ya no es la fuerza hegemónica y debe reinventarse o desaparecer. La nueva alianza republicana, aunque fuerte, enfrenta el reto de cohesionar un bloque heterogéneo y de responder a las demandas ciudadanas que impulsaron este cambio.

Por otro lado, la izquierda se enfrenta a la tarea de ampliar sus bases para disputar el poder en un escenario más fragmentado y polarizado. La segunda vuelta presidencial será una prueba de fuego para ambos candidatos y, sobre todo, para la capacidad del sistema político chileno de adaptarse a esta nueva realidad.

En definitiva, el sorpasso republicano y la caída de la derecha histórica no solo son un cambio en números, sino una señal clara de que la política chilena se encuentra en un punto de inflexión, con consecuencias que trascenderán más allá de diciembre y que definirán el rumbo del país para los próximos años.

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Fuentes: La Tercera (17 y 18 de noviembre de 2025), declaraciones oficiales de partidos políticos, análisis de expertos en política chilena.