La pobreza en Argentina baja tras años de crisis: ¿un triunfo del gobierno Milei o un espejismo estructural?

La pobreza en Argentina baja tras años de crisis: ¿un triunfo del gobierno Milei o un espejismo estructural?
Economía
Macroeconomía
2025-12-02
Fuentes
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- Disminución significativa de la pobreza e indigencia en Argentina al cierre de 2024.

- Celebración oficial del gobierno de Javier Milei, atribuyendo el descenso a su gestión.

- Debate abierto sobre la sostenibilidad y causas reales de esta mejora.

En medio de un contexto económico que parecía no dar tregua, Argentina registró una caída notable en sus índices de pobreza e indigencia al cierre del segundo trimestre de 2024. Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), la pobreza afectaba a un 38,1% de la población, cifra que representa a 11,3 millones de personas, mientras que la indigencia pasó a afectar al 8,2%, cerca de 2,5 millones de argentinos.

Estas cifras, que contrastan con el dramático pico del 52,9% de pobreza registrado a mediados de 2024, han sido motivo de celebración por parte del gobierno del presidente Javier Milei. En un comunicado oficial, el Ejecutivo destacó que la reducción se debe a 'la lucha contra la inflación, la estabilidad macroeconómica y la eliminación de restricciones que limitaban el potencial económico'. Milei y su equipo sostienen que este camino de 'libertad económica y responsabilidad fiscal' es la vía para una reducción sostenible y a largo plazo de la pobreza.

Sin embargo, esta narrativa oficial no es unánime y ha generado debates intensos en distintos ámbitos. Desde sectores académicos y sociales, se advierte que la baja en la pobreza podría estar más vinculada a factores coyunturales, como la mejora en algunos indicadores globales y ciertos ajustes estadísticos, que a transformaciones estructurales profundas.

Por ejemplo, expertos en economía social señalan que 'la brecha entre ingresos y canasta básica sigue siendo amplia', con un ingreso familiar promedio de hogares pobres que apenas alcanza un 63% de la canasta básica total. Esto sugiere que, aunque menos personas estén bajo la línea de pobreza, la calidad de vida y el acceso a derechos fundamentales aún enfrentan desafíos significativos.

En el plano político, la oposición ha cuestionado el optimismo oficial, recordando que la pobreza había escalado a niveles críticos durante la administración anterior y que la recuperación debe evaluarse en un horizonte más amplio para evitar falsas expectativas. Algunos analistas regionales también apuntan a que las fluctuaciones en los precios internacionales de commodities y la dinámica del mercado laboral influyen de manera decisiva en estas cifras.

Desde las voces ciudadanas, la percepción es diversa: hay quienes reconocen mejoras en el empleo y acceso a bienes, mientras otros denuncian precariedad laboral y desigualdad persistente.

En definitiva, lo que está claro es que la disminución de la pobreza en Argentina es un fenómeno que convoca múltiples miradas y que no puede reducirse a una simple victoria gubernamental. El desafío ahora es consolidar políticas públicas que transformen este descenso en un proceso sostenido y justo, que incluya a los sectores más vulnerables y promueva un desarrollo económico inclusivo.

Este episodio invita a una reflexión profunda sobre las complejidades del combate a la pobreza en economías latinoamericanas, donde las cifras estadísticas son solo un punto de partida para entender realidades sociales que demandan soluciones integrales y diálogo plural.