
El Día del Cine 2025 se cerró como un fenómeno que, más allá de la tradicional jornada de descuentos, reveló las tensiones y esperanzas que atraviesan la industria cinematográfica chilena y global. Entre el 20 y 22 de octubre, miles de espectadores aprovecharon entradas a precios entre $2.000 y $4.000 para acceder a una cartelera que combinó desde superproducciones como “Teléfono Negro 2” hasta joyas de la animación como “La tortuga roja”. Pero este evento, que en apariencia es solo una fiesta para cinéfilos, se convirtió en un escenario donde se pusieron en juego distintas visiones sobre el presente y futuro del cine en Chile.
Las cadenas más grandes del país —Cinépole, Cinemark, Cineplanet, Muvix y Cine Star— reportaron un aumento sustancial en la asistencia, rompiendo meses de estancamiento. “El Día del Cine nos permitió reconectar con públicos que se habían alejado, especialmente jóvenes y familias”, explicó un representante de Cinemark. Sin embargo, no todos celebran sin reservas: exhibidores independientes y pequeños cines de regiones alertan que estas promociones, si bien atraen multitudes, no garantizan ingresos sostenibles a largo plazo.
La oferta fue amplia y diversa. Junto a estrenos internacionales como “La Máquina” con Dwayne Johnson y “Tron: Ares” con Jared Leto, el público pudo revisitar éxitos recientes y disfrutar de animaciones clásicas y contemporáneas. En este contexto, el cine nacional también tuvo un espacio, aunque menor en número, con algunas producciones independientes y documentales que buscaron visibilidad.
“Esta es una oportunidad para que el cine chileno se acerque a un público más amplio, pero la realidad es que la cartelera sigue dominada por grandes franquicias,” señala la cineasta y crítica cultural Valeria Rojas. Esta tensión entre la oferta comercial y la necesidad de promover el cine local es un debate recurrente que el Día del Cine puso nuevamente en primer plano.
Mientras el público disfrutaba de precios accesibles y una experiencia colectiva que muchos creían perdida tras años de pandemia y auge de plataformas digitales, productores y exhibidores discutían el modelo económico. “Las promociones son necesarias para atraer público, pero no pueden ser la única estrategia. El cine debe repensar su valor y cómo se inserta en la era digital,” afirmó un ejecutivo de Cineplanet.
Por otro lado, expertos en cultura advierten que el Día del Cine es también una oportunidad para reflexionar sobre el consumo consciente y la importancia de la experiencia en sala, que no puede ser sustituida por el visionado en casa. “El cine es un espacio de encuentro social y cultural, y eventos como este lo reafirman,” concluye la académica Claudia Morales.
El Día del Cine 2025 demostró que el público chileno sigue valorando la experiencia cinematográfica en sala cuando se le ofrecen condiciones atractivas. Sin embargo, también puso al descubierto un ecosistema en tensión: la necesidad de equilibrar la oferta comercial con el fomento del cine nacional, la búsqueda de modelos económicos sostenibles y el desafío de competir con las plataformas digitales. Estas verdades invitan a una reflexión profunda sobre cómo se construye y se consume cultura en Chile hoy, y qué papel jugará el cine en ese futuro. La celebración fue, en definitiva, un espejo donde se reflejan las esperanzas y contradicciones de una industria que busca reinventarse sin perder su esencia.