Frente Amplio y Partido Comunista en tensión por urgencia de nueva Constitución: un desencuentro que revela más que diferencias

Un choque de visiones que no solo expone diferencias tácticas, sino que desnuda heridas abiertas en la izquierda chilena. El 31 de marzo de 2025, Andrés Couble, secretario general del Frente Amplio (FA), marcó distancia de la postura del presidente del Partido Comunista (PC), Lautaro Carmona, respecto a la urgencia de iniciar un nuevo proceso constitucional. En una entrevista con La Tercera, Couble afirmó que 'para volver a tener esa discusión tiene que haber un ánimo país que hoy no existe, debido al desgaste que produjeron los dos procesos fallidos anteriores.' Esta declaración no solo relativiza el llamado del PC a retomar con prontitud una nueva Constitución, sino que abre un debate sobre el tiempo y las condiciones necesarias para un cambio profundo.

Dos miradas, una fractura

Desde el PC, Carmona ha insistido en que la ausencia de una Constitución legítima y representativa es un vacío que debe ser llenado con urgencia. Su postura se apoya en la idea de que la actual Carta, heredada de la dictadura, sigue siendo un obstáculo para reformas sociales y económicas profundas. Por el contrario, el FA, a través de Couble, sostiene que la sociedad chilena aún no está preparada para un nuevo proceso, y que la prioridad debe ser recuperar la confianza y el ánimo colectivo antes de embarcarse en otra aventura constitucional.

Esta discrepancia revela una tensión que va más allá de la estrategia política: es una disputa sobre el tiempo histórico y la madurez social necesaria para un cambio estructural.

Impacto en el escenario electoral y social

El desencuentro no es menor. En un contexto donde el progresismo busca consolidar una candidatura presidencial fuerte para las elecciones de 2025, la división sobre la Constitución pone en tensión la unidad del bloque. Sectores más radicales ven en la Constitución un símbolo que debe ser reemplazado cuanto antes, mientras otros apuestan por un enfoque más gradualista y pragmático.

"No estamos conformes con la Constitución actual, pero la frustración de dos procesos fallidos dejó un ánimo difícil de revertir en el corto plazo", explicó Couble, apuntando a un desgaste que afecta no solo a los partidos políticos, sino también a la ciudadanía.

Voces ciudadanas y regionales

Desde regiones, la percepción también es diversa. En zonas con fuerte activismo social, como el Biobío y La Araucanía, existe una demanda persistente por cambios constitucionales que reconozcan derechos colectivos y territoriales. Sin embargo, en sectores urbanos y más conservadores, la prioridad es la estabilidad y la recuperación económica, lo que genera una ambivalencia respecto a la urgencia de reformar la Carta Magna.

Esta pluralidad de perspectivas refuerza la complejidad del debate y la necesidad de un diálogo inclusivo que pueda articular las diversas demandas.

Reflexiones finales: ¿qué queda claro?

La verdad incontrovertible es que Chile arrastra una herida abierta por dos procesos constitucionales que no lograron consolidar un consenso amplio. El desgaste político y social generado ha dejado a un país dividido y a una izquierda fragmentada en cuanto a prioridades y tiempos.

El llamado a la reflexión de Andrés Couble subraya que, antes de avanzar, es imprescindible recuperar un ánimo país que permita un pacto social genuino y representativo. Este desafío no es menor y condicionará no solo el futuro constitucional, sino también la estabilidad política y social del país.

En definitiva, el debate sobre la nueva Constitución es un espejo donde se reflejan las tensiones, frustraciones y esperanzas de una sociedad que busca definirse a sí misma, pero que aún no encuentra el camino común para hacerlo.