
Una presencia que crece y se arraiga
A comienzos de 2025, el Tren de Aragua, banda criminal de origen venezolano, ya había consolidado su presencia en múltiples regiones de Chile, protagonizando delitos que van desde el narcotráfico hasta la extorsión y la violencia armada. Lo que en un principio fue visto como un fenómeno puntual y localizado, hoy se revela como un desafío estructural para la seguridad nacional y la convivencia social.
El libro "Nuestro pedacito de cielo", publicado en marzo de este año por el periodista Carlos Basso, fue la primera obra en ofrecer un análisis profundo y documentado sobre cómo esta organización se ha adaptado y expandido en el país. Basso describe a la banda como una suerte de empresa criminal que busca oportunidades económicas y territoriales, aprovechando las facilidades de entrada y las grietas institucionales chilenas.
Perspectivas en pugna: entre la seguridad y la política migratoria
Desde el espectro político, las respuestas han sido disímiles y a menudo contradictorias. Sectores conservadores han abogado por un endurecimiento radical de las políticas migratorias y un aumento del control policial, enfatizando la amenaza que representa el Tren de Aragua para la seguridad pública."No podemos permitir que organizaciones criminales extranjeras operen impunemente en nuestro territorio", afirmó un parlamentario oficialista en abril. En contraste, voces desde la izquierda y organizaciones de derechos humanos han alertado sobre el riesgo de estigmatización y la necesidad de abordar el problema desde una perspectiva integral que incluya integración social y fortalecimiento institucional."La criminalización masiva de migrantes no es la solución. Hay que desmantelar estas redes con inteligencia y respeto a los derechos humanos", sostuvo una activista migrante en una entrevista reciente.
Impacto regional y ciudadanías afectadas
Las regiones más afectadas, especialmente en el norte y centro del país, han experimentado un aumento palpable en la percepción de inseguridad. Vecinos y comerciantes denuncian extorsiones y violencia cotidiana, mientras que las fuerzas de seguridad enfrentan dificultades para contener la expansión de estas redes.
Según datos oficiales revisados por Chilenews, en los últimos seis meses se ha registrado un aumento del 30% en delitos asociados a bandas organizadas vinculadas al Tren de Aragua. Sin embargo, la respuesta policial ha sido insuficiente para frenar el fenómeno, en parte por la complejidad transnacional de la organización y la limitada coordinación interinstitucional.
Verdades y consecuencias a mediano plazo
La historia del Tren de Aragua en Chile no es solo la de una banda criminal extranjera que se instala y delinque. Es, más bien, el reflejo de vulnerabilidades estructurales en el sistema migratorio, la seguridad pública y la cohesión social.
La evidencia muestra que la organización ha logrado replicar modelos de control territorial y económico similares a los que tenía en Venezuela, adaptándose a las particularidades chilenas. Esto desafía la narrativa simplista de que se trata solo de un problema policial y exige una mirada integral y multisectorial.
La pluralidad de voces y enfoques, desde la política hasta la sociedad civil, revela un país en tensión, enfrentando un "coliseo" donde las fuerzas en pugna son la seguridad, los derechos humanos y la cohesión social.
Este fenómeno pone en jaque no solo a las instituciones, sino también a la confianza ciudadana y al proyecto de país que se quiere construir en un contexto de globalización y movilidad humana creciente.
La pregunta que queda abierta es cómo Chile podrá articular una respuesta que no solo combata la criminalidad, sino que también fortalezca la integración y el respeto a los derechos, sin caer en soluciones autoritarias o excluyentes.
Fuentes consultadas:
- "Nuestro pedacito de cielo", Carlos Basso, Cooperativa.cl, marzo 2025.
- Informes oficiales del Ministerio del Interior y Seguridad Pública, 2025.
- Entrevistas a expertos en seguridad y derechos humanos.
- Testimonios de comunidades afectadas en regiones norte y centro del país.