La controversia de las 72 dosis: vacunas, desinformación y confianza en Chile

El origen de la polémica se remonta a marzo de 2025, cuando Johannes Kaiser, entonces candidato presidencial del Partido Nacional Libertario, afirmó en un programa televisivo que en Chile se administraban 72 dosis de vacunas en el calendario del Ministerio de Salud. Posteriormente, aclaró que su referencia correspondía a Estados Unidos, aunque sostuvo que “me sorprendería que en Chile fuese muy distinto”. Esta declaración encendió un debate público que trascendió el ámbito político y puso en tensión la confianza ciudadana en el sistema de inmunización nacional.

Un calendario complejo y específico

El Programa Nacional de Inmunizaciones (PNI) chileno contempla un esquema detallado y ajustado a las necesidades epidemiológicas locales. Incluye vacunas desde el nacimiento, como BCG, hepatitis B, y meningocócica, hasta inmunizaciones escolares contra el virus del papiloma humano y dTpa. El total de dosis administradas durante la infancia y adolescencia es considerable, pero dista significativamente de la cifra mencionada por Kaiser, que contempla dosis acumuladas durante toda la vida, incluyendo refuerzos y vacunas para adultos.

Perspectivas políticas enfrentadas

Desde la derecha libertaria, la declaración de Kaiser fue interpretada como un llamado a revisar críticamente la obligatoriedad y composición del calendario, poniendo en duda la presencia de metales pesados y su impacto en la salud. En contraste, sectores progresistas y expertos en salud pública enfatizaron que tales afirmaciones carecían de evidencia científica y contribuían a fortalecer movimientos antivacunas, ya responsables en Estados Unidos de rebrotes de enfermedades como sarampión y polio.

“La desinformación en materia de vacunas no solo pone en riesgo a quienes dudan, sino que a toda la comunidad”, advirtió un epidemiólogo consultado para este análisis.

Impacto social y mediático

La controversia no se limitó a la arena política. Ciudadanos, educadores y profesionales de la salud expresaron preocupación por la erosión de la confianza en un sistema que ha logrado históricamente altos niveles de cobertura y control de enfermedades. La discusión también evidenció la fragmentación social y la polarización informativa, donde datos técnicos se mezclan con narrativas emocionales y prejuicios.

Verificación y contexto

Fuentes oficiales del Ministerio de Salud y expertos confirmaron que el calendario chileno no contempla 72 dosis en la infancia ni adolescencia, sino un número menor y focalizado en etapas clave de desarrollo. Además, la incorporación de vacunas contra el Covid-19 y la influenza ha sido transparente y basada en recomendaciones internacionales.

Constataciones y consecuencias

Este episodio revela una tensión profunda entre la política, la ciencia y la percepción social. La simplificación y confusión sobre cifras técnicas pueden generar desinformación que afecta la salud pública. Sin embargo, también pone en evidencia la necesidad de fortalecer los canales de comunicación y educación sanitaria, para que la ciudadanía pueda discernir con criterio y confianza.

El desafío para Chile no es solo mantener un calendario eficaz, sino también construir un diálogo público informado y plural, capaz de enfrentar la desinformación sin caer en la censura, respetando la diversidad de opiniones, pero defendiendo la evidencia científica y el bienestar colectivo.