Boric desmiente acusaciones de ebriedad: la foto viral que dividió al país

En un episodio que exhibe con crudeza las tensiones políticas y sociales que atraviesan Chile, a finales de marzo de 2025 circuló en redes sociales una fotografía viral del Presidente Gabriel Boric, acusándolo de estar ebrio en la vía pública. La imagen, retuiteada por figuras prominentes de la derecha política, incluyendo al líder del Partido Republicano, José Antonio Kast, se propagó rápidamente, generando un debate que trascendió lo anecdótico para instalar la desinformación como protagonista en la arena pública.

La foto resultó ser un pantallazo extraído arbitrariamente de un video en el que un padre le pedía al mandatario saludar a su hijo de cuatro años, hincha de la Universidad Católica, tras un partido de fútbol. Esta aclaración fue hecha pública por el propio Presidente Boric pocos minutos antes de partir a una visita oficial a India, desmintiendo categóricamente las acusaciones y denunciando el uso malicioso de la imagen para desinformar y manipular.

Desde una perspectiva política, este episodio refleja la estrategia recurrente de ciertos sectores de la oposición para erosionar la imagen presidencial mediante la difusión de contenidos descontextualizados. “La desinformación es un peligro grave para las democracias y las sociedades, y ellos lo utilizan como arma política para confundir y engañar”, señaló Boric en sus declaraciones. Este uso instrumentalizado de la imagen pública del mandatario evidencia la profundización de la polarización que marca la política chilena actual.

En contraste, voces ciudadanas y analistas han señalado que más allá del episodio puntual, la controversia pone sobre la mesa la fragilidad del ecosistema informativo en la era digital, donde la viralización rápida puede sepultar la verdad y amplificar falsedades. “Este caso es un ejemplo claro de cómo la desinformación puede generar un daño real a la confianza pública y a la cohesión social”, comenta un experto en comunicación social.

Regionalmente, la repercusión fue notable en sectores donde la polarización política es más intensa, particularmente en la Región Metropolitana y zonas urbanas con fuerte presencia de seguidores tanto del oficialismo como de la oposición. La foto viral se convirtió en un símbolo de la batalla comunicacional que, según algunos, ha desplazado el debate por políticas públicas y gestión gubernamental.

Finalmente, este episodio deja varias constataciones claras: primero, la importancia de verificar rigurosamente la información antes de compartirla, especialmente cuando proviene de fuentes con intereses políticos evidentes. Segundo, la necesidad de fortalecer mecanismos de educación mediática que permitan a la ciudadanía distinguir entre hechos y manipulaciones. Y tercero, la confirmación de que en el Chile actual las disputas políticas no sólo se juegan en el terreno de las ideas o las acciones, sino también en el campo simbólico y mediático, donde la verdad muchas veces queda relegada.

Este caso, aunque resuelto en su verdad fáctica, revela las heridas abiertas en la sociedad chilena y el desafío constante de construir un diálogo público basado en la confianza y la información verificada.