
En marzo de 2025, el expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, lanzó una declaración que ha reverberado más allá de las fronteras estadounidenses: no descartó la posibilidad de postularse para un tercer mandato presidencial, a pesar de la prohibición explícita que establece la 22ª Enmienda de la Constitución norteamericana.
Esta enmienda, ratificada en 1951, limita a dos el número de mandatos presidenciales consecutivos o no que una persona puede ejercer. Sin embargo, Trump afirmó que "hay métodos con los que podrías hacerlo", aludiendo a posibles estrategias legales o políticas para sortear esta restricción.
Desde entonces, el debate ha escalado en múltiples frentes. Por un lado, sectores conservadores y seguidores del exmandatario ven en su propuesta una afirmación legítima de voluntad popular y una respuesta a lo que perciben como un sistema que limita opciones. Un analista político del Partido Republicano señaló que "la democracia también debe adaptarse a la voluntad de sus ciudadanos, y si la mayoría quiere a Trump, la Constitución podría reconsiderarse".
En contraste, voces liberales y constitucionalistas advierten que esta postura amenaza los fundamentos democráticos y el equilibrio de poderes. Una académica de derecho constitucional de la Universidad de Harvard afirmó que "la 22ª Enmienda es un pilar para evitar la concentración excesiva de poder y su eventual abuso". Además, recuerdan que modificar esta norma requeriría un proceso riguroso y casi imposible: dos tercios del Congreso y la ratificación de tres cuartas partes de los estados.
En el plano social, la noticia ha reavivado la polarización en la sociedad estadounidense, con manifestaciones tanto a favor como en contra del exmandatario, y ha generado incertidumbre sobre la estabilidad política de cara a las elecciones de 2028.
En Chile y América Latina, el episodio ha sido observado con atención, pues refleja tensiones sobre los límites del poder y la institucionalidad, temas que también resuenan en la región.
Desde una mirada más amplia, este episodio pone en evidencia la tensión entre las reglas formales y la voluntad política, y cómo los actores buscan reinterpretar o desafiar el marco legal para sostener o ampliar su poder.
En conclusión, aunque la Constitución estadounidense establece con claridad la prohibición de un tercer mandato, la declaración de Trump ha abierto un debate profundo sobre la interpretación de las normas democráticas, la fortaleza institucional y los límites del poder. La historia reciente muestra que no basta con las reglas escritas si no existe consenso social y político para respetarlas. Este desafío, lejos de ser un mero episodio mediático, pone en juego el futuro de la democracia estadounidense y, por extensión, la confianza en sistemas democráticos en todo el mundo.
2025-11-12
2025-11-12