Metro y las fiestas en estaciones: ¿solución financiera o conflicto ciudadano?

Metro y las fiestas en estaciones: ¿solución financiera o conflicto ciudadano?
Actualidad
Transporte y Sociedad
2025-12-02
Fuentes
www.latercera.com cooperativa.cl www.latercera.com cooperativa.cl cooperativa.cl www.biobiochile.cl www.meganoticias.cl www.24horas.cl www.t13.cl www.elinformadorchile.cl www.biobiochile.cl www.tvn.cl www.latercera.com www.latercera.com

- Ingresos extra para Metro frente a déficit estructural.

- Eventos masivos en estaciones, entre eficiencia y molestias.

- Tensiones sociales con usuarios y comunidad local.

Desde marzo de 2025, el Metro de Santiago ha implementado una estrategia poco convencional para enfrentar sus dificultades financieras: la realización de fiestas y eventos comerciales dentro de sus estaciones. El 27 de marzo se celebró una fiesta electrónica en las estaciones Baquedano y Los Leones, organizada por una tienda de ropa para el lanzamiento de su nueva colección. Esta activación comercial busca generar ingresos adicionales para evitar un aumento en las tarifas del transporte público, que impactaría directamente en los usuarios.

El gerente general de Metro, Felipe Bravo, ha explicado que esta medida responde a la necesidad de ser "extremadamente eficientes" en el uso de los recursos y aprovechar "cada espacio" disponible. 'Si no tuviésemos los ingresos que vienen por otras fuentes, requeriríamos una tarifa técnica más alta, lo que podría significar un alza en los pasajes', advirtió. La empresa ha definido esta práctica como una forma de diversificar sus fuentes de financiamiento, junto al arriendo de locales y espacios publicitarios.

Sin embargo, la iniciativa no ha estado exenta de controversia. Desde una perspectiva política, algunos sectores de oposición han cuestionado la decisión, señalando que la transformación de espacios públicos esenciales en escenarios comerciales puede afectar la experiencia y seguridad de los usuarios. 'El Metro debe priorizar su función de transporte y no convertirse en una plataforma para eventos que pueden generar desorden y molestias', afirmó un diputado de oposición.

Por otro lado, voces desde la comunidad local y usuarios han expresado sentimientos encontrados. Mientras algunos reconocen la necesidad de mantener tarifas accesibles y comprenden la búsqueda de ingresos extra, otros denuncian ruidos, aglomeraciones y falta de información previa sobre estos eventos. Se han reportado interrupciones menores en el servicio y preocupaciones por la seguridad en estaciones afectadas.

Desde el gobierno, la mirada ha sido más pragmática, apoyando la iniciativa como un parche necesario en un contexto donde el subsidio estatal al transporte público enfrenta restricciones presupuestarias. No obstante, se ha solicitado a Metro que establezca protocolos claros para minimizar impactos negativos y garantizar el normal funcionamiento del sistema.

Analistas en economía urbana señalan que la estrategia de Metro refleja un dilema común en sistemas de transporte masivo: cómo financiarse sin traspasar costos a los usuarios en contextos de creciente demanda y limitaciones fiscales. Este modelo de "activación comercial" puede ser visto como un experimento que otros servicios podrían considerar, aunque con riesgos evidentes en la percepción pública y la calidad del servicio.

En definitiva, la experiencia de Metro con las fiestas en estaciones pone en evidencia un choque entre la urgencia financiera y la función social del transporte público. 'El desafío es encontrar un equilibrio que permita sostener el sistema sin sacrificar la confianza y comodidad de quienes lo usan', resume un experto en movilidad urbana.

A nueve meses de iniciado este modelo, la tarifa técnica no ha tenido aumentos significativos, pero las tensiones sociales persisten y la evaluación de impacto continúa en curso. La historia de Metro y sus fiestas en estaciones es una invitación a reflexionar sobre los límites entre la eficiencia económica y el derecho ciudadano a un transporte público digno y funcional.