
Un temporal esperado, pero de consecuencias inesperadas.
A partir del 23 de junio de 2025, un sistema frontal trajo lluvias intensas a Santiago, acumulando más de 70 mm en pocas jornadas, cifra que superó ampliamente las precipitaciones de meses anteriores. Este fenómeno no solo refrescó el ambiente tras un otoño seco, sino que desató una serie de debates y desafíos que aún hoy, meses después, siguen resonando en la capital.
El 12 de junio se anunció la llegada de un segundo sistema frontal más potente, que se manifestó con lluvias y vientos fuertes desde la Patagonia hasta la Región Metropolitana. Los pronósticos iniciales indicaban precipitaciones que comenzarían el 25 de junio y se extenderían durante el fin de semana, con temperaturas mínimas cercanas a 0 °C y caída de nieve en sectores cordilleranos.
Finalmente, las lluvias se concentraron entre el 23 y 26 de junio, con intensidad variable, afectando principalmente a los valles interiores y la zona urbana.
Por un lado, la Subsecretaría de Prevención del Delito y el Gobierno Regional celebraron la oportunidad para implementar proyectos de seguridad y prevención en las comunas afectadas, destacando que 'cada peso invertido en prevención es un ahorro en represión', según palabras del gobernador Claudio Orrego.
En contraste, expertos en meteorología y urbanismo señalaron la falta de preparación de la ciudad para eventos climáticos de esta naturaleza. La meteoróloga Laura Batista advirtió que el sistema frontal presentaba un desarrollo errático, dificultando pronósticos precisos y, por ende, la planificación municipal.
Desde la perspectiva ciudadana, las redes sociales se llenaron de quejas por anegamientos, cortes de tránsito y deficiencias en la infraestructura pluvial. Vecinos de comunas como La Florida y Peñalolén reportaron inundaciones y daños en viviendas, mientras que otros destacaron la ausencia de coordinación entre servicios públicos.
Este temporal se da en un contexto de sequías prolongadas y crisis hídrica en Chile, donde la irregularidad de las lluvias plantea un desafío creciente para la gestión urbana y ambiental. La Región Metropolitana, con su alta densidad poblacional y desigualdad territorial, exhibe vulnerabilidades que se profundizan en episodios extremos.
Además, la distribución desigual de recursos municipales, basada en índices de vulnerabilidad socio-delictual, ha generado tensiones sobre qué comunas reciben apoyo prioritario para infraestructura y prevención.
El temporal dejó en evidencia la necesidad urgente de fortalecer la resiliencia urbana ante eventos climáticos, con mejoras en sistemas de drenaje, planificación territorial y protocolos de emergencia. También puso sobre la mesa la importancia de un diálogo más fluido entre autoridades, expertos y comunidades para anticipar y mitigar impactos.
Al cierre de este análisis, queda claro que, aunque la lluvia fue un alivio para la sequía, el temporal de junio de 2025 fue un espejo que reflejó las fragilidades y desigualdades de Santiago. El desafío ahora es transformar esa experiencia en políticas públicas integrales que preparen a la ciudad para un clima cada vez más cambiante.
Este reportaje se basa en datos y testimonios recopilados de la Dirección Meteorológica de Chile, reportes de Megatiempo, declaraciones oficiales de la Subsecretaría de Prevención del Delito y el Gobierno Regional, así como en análisis de expertos en meteorología y urbanismo, además de voces ciudadanas recogidas en medios y redes sociales.