
Un giro inesperado en el tablero corporativo de Latam Airlines ha puesto a las AFP chilenas en el centro del debate económico y político. Desde un modesto 7% al cierre de 2024, las administradoras de fondos de pensiones han elevado su propiedad en la mayor aerolínea de la región hasta un 18,56% a octubre de 2025, consolidándose como el principal accionista institucional. Este movimiento no solo implica un aumento en la participación accionaria, sino que además asegura a las AFP un regreso al directorio de la compañía en la próxima asamblea general que se realizará en el primer cuatrimestre de 2026, donde podrían incluso obtener dos puestos de representación.
El contexto que permite esta expansión tiene raíces en la reorganización que Latam atravesó tras la crisis pandémica. Los fondos extranjeros Strategic Value Partners y Sixth Street Partners, que ingresaron como acreedores durante el Capítulo 11 en Estados Unidos, han ido desinvirtiendo paulatinamente, acumulando ventas secundarias de acciones por casi US$2.000 millones desde julio de 2024. Esta salida ha dejado un espacio que las AFP han aprovechado para reforzar su apuesta, en un escenario donde la recuperación del mercado aéreo regional ha comenzado a mostrar signos de estabilidad.
La estrategia de las AFP, tradicionalmente cautelosa en activos de riesgo, ha generado diversas reacciones. Desde una perspectiva económica, este aumento en la propiedad de Latam representa un activo estratégico para los fondos de pensiones, que buscan diversificar y potenciar sus retornos en sectores con potencial de crecimiento post pandemia. “Latam se ha convertido en uno de los activos estrella para las AFP, reflejando confianza en la recuperación y en la gestión corporativa actual,” señala un analista del mercado financiero consultado.
Sin embargo, la mirada política y social no es unánime. Algunos sectores críticos advierten sobre los riesgos de concentrar un porcentaje tan significativo de los fondos previsionales en una sola empresa, especialmente en un rubro tan volátil como la aviación. “La diversificación es clave para proteger las pensiones; apostar fuerte en Latam puede exponer a los afiliados a riesgos innecesarios,” argumenta un experto en políticas públicas.
En el plano corporativo, la próxima asamblea general se perfila como un escenario de disputa y negociación. Actualmente, el directorio de Latam está compuesto por representantes de la familia Cueto, Delta Airlines, Qatar Airways y los acreedores extranjeros. Con la entrada segura de las AFP, se espera una reconfiguración que podría alterar la dinámica de poder en la mesa directiva.
Regionalmente, esta evolución también tiene impacto. Latam, como principal aerolínea con presencia en varios países de América Latina, es un actor clave en la conectividad y el desarrollo económico. La mayor influencia de actores locales como las AFP puede traducirse en un enfoque más alineado con los intereses domésticos, aunque también genera expectativas sobre la gestión y la responsabilidad social empresarial.
Finalmente, hay que constatar que esta historia muestra una verdad contundente: la salida de los fondos extranjeros no solo ha sido un proceso financiero, sino un cambio en la arquitectura accionaria que devuelve protagonismo a los inversionistas locales, con todas las tensiones y oportunidades que eso conlleva. El desafío para las AFP será equilibrar la búsqueda de rentabilidad con la protección de los intereses de millones de afiliados, en un contexto donde Latam Airlines se juega su futuro en un mercado global complejo y competitivo.
Esta narrativa en desarrollo invita a observar con atención cómo se resuelven estos desafíos, y cómo la interacción entre inversión institucional, política corporativa y expectativas sociales moldean el futuro de uno de los activos más relevantes del país.