
La confianza del consumidor chileno ha transitado en 2025 por un terreno incierto, marcado por altibajos que reflejan un ánimo colectivo entre la esperanza y la cautela.
En junio, el Índice de Confianza del Consumidor (CCI) elaborado por Ipsos alcanzó 42,7 puntos, una leve alza respecto a meses previos, pero que mantiene a Chile en el sótano entre los países sudamericanos medidos. Este dato, aunque positivo en términos relativos, no logra disipar la sensación generalizada de pesimismo que ha dominado el primer semestre del año.
Un análisis cronológico muestra que en marzo la confianza sufrió una caída significativa, con solo un 28% de consumidores creyendo en una mejora económica próxima, y apenas un 26% sintiéndose seguro para invertir. Esta tendencia negativa se atenuó en junio, pero la recuperación es frágil y no uniforme.
En el contexto latinoamericano, la confianza de los consumidores muestra disparidades notables. Mientras Brasil y México enfrentan retrocesos mensuales y anuales, países como Argentina, Perú y Chile exhiben leves avances interanuales que, sin embargo, no alcanzan para revertir una tendencia general de cautela.
Nicolás Fritis, country manager de Ipsos Chile, señala que “durante este año, nuestro país sigue sin enfilar dos alzas ni descensos consecutivos, confirmando un pesimismo estable”. Esta estabilidad en la incertidumbre refleja un escenario donde los consumidores oscilan entre la expectativa de mejora y la preocupación por factores estructurales.
La confianza del consumidor no se construye en el vacío. En Chile, el escenario político y económico ha sido un factor determinante. La volatilidad política, la percepción de barreras burocráticas para el emprendimiento y la incertidumbre en el mercado laboral influyen directamente en cómo los ciudadanos perciben su estabilidad y posibilidades.
El subíndice de estabilidad laboral mostró un aumento en junio, con un 38% de los encuestados sintiéndose más seguros respecto a su situación laboral o la de sus cercanos, un avance notable respecto a meses anteriores. Sin embargo, esta mejoría no se traduce aún en una confianza sólida para realizar inversiones o gastos significativos.
Por otro lado, la confianza tributaria y la relación con las instituciones públicas también juegan un rol crucial. Estudios recientes indican que la percepción de justicia, transparencia y colaboración en el sistema tributario impacta en la disposición de los ciudadanos para contribuir y participar en la economía formal.
Juan Alberto Pizarro, presidente de la Comisión Tributaria del Colegio de Contadores, advierte que “la confianza es el pilar olvidado de la recaudación”, y que un sistema que fortalezca esta confianza es clave para el desarrollo económico sostenible.
En el debate público y social, existe una clara disonancia cognitiva. Por un lado, sectores empresariales y académicos destacan la necesidad de políticas públicas que reduzcan la burocracia y fomenten la formalidad y la inversión. Por otro, amplios sectores de la población expresan desconfianza hacia las instituciones y preocupación por la desigualdad y la falta de certezas.
Jacqueline Plass, socia de Deloitte y consejera de Sofofa, señala que “la confianza ciudadana en las empresas está al alza y representa una plataforma para un desarrollo más sostenible”, pero advierte que esto requiere un entorno político y regulatorio estable y predecible.
La evidencia disponible permite concluir que la confianza del consumidor chileno se encuentra en un punto delicado, vulnerable a factores externos e internos que condicionan su evolución.
- La recuperación de la confianza es posible, pero requiere políticas públicas coherentes, un diálogo social transversal y un enfoque que combine firmeza con acompañamiento al emprendimiento y al empleo.
- La confianza tributaria y la percepción de justicia fiscal son elementos clave para fortalecer el tejido económico y social.
- La estabilidad laboral y la seguridad en la economía personal son motores fundamentales para que la confianza se traduzca en consumo e inversión.
En definitiva, el desafío para Chile es transformar la incertidumbre en impulso, construyendo un sistema económico y social que genere certezas y oportunidades para todos, en un contexto global cada vez más complejo y competitivo.