Proyectos a largo plazo en Chile: el pulso entre continuidad y cambio ministerial

Proyectos a largo plazo en Chile: el pulso entre continuidad y cambio ministerial
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Política
2025-12-02
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- Presidente Boric apuesta por la continuidad institucional y proyectos que trasciendan gobiernos.

- Oposición impulsa recortes y reformas estructurales para enfrentar estancamiento económico.

- Ciudadanía y expertos debaten impacto real de cambios ministeriales en la estabilidad y desarrollo nacional.

Un escenario de tensión política y social se ha desplegado en Chile durante 2025 tras el llamado del presidente Gabriel Boric a priorizar proyectos de largo plazo y evitar cambios abruptos en la estructura ministerial. El 28 de marzo, en la reunión anual del BID en Santiago, Boric afirmó que "acá nadie va a venir con una motosierra a cortar ministerios" y enfatizó que "los gobiernos pasan, los pueblos y las instituciones quedan". Esta frase, que podría parecer un llamado a la prudencia, ha desatado un debate intenso entre quienes defienden la continuidad y quienes exigen reformas más radicales para enfrentar la crisis económica y social que persiste en el país.

El llamado presidencial: continuidad y visión a largo plazo

Desde el oficialismo, la apuesta es clara: la política pública debe trascender los periodos presidenciales de cuatro años, que en Chile no permiten reelección, y fomentar una agenda que permita estabilidad y crecimiento sostenido. Boric destacó que los grandes proyectos requieren más de un gobierno para consolidarse y que la alternancia política no puede ser excusa para la improvisación o el desmantelamiento de iniciativas.

"Es nuestro deber, como gobernantes pasajeros, cuidar a nuestros pueblos y a nuestras instituciones, que está ahí justamente la clave del éxito, del desarrollo de los países", sostuvo el mandatario, en un contexto donde la colaboración internacional también ha mostrado signos de fragilidad.

La oposición y la presión por cambios estructurales

En contraposición, la candidata presidencial de Chile Vamos, Evelyn Matthei, ha planteado la necesidad de reducir ministerios y enfocar las políticas en la seguridad ciudadana y la reactivación económica. Su propuesta incluye un recorte del gasto público de hasta US$ 6.000 millones, con un enfoque quirúrgico en la administración estatal. Para ella, la continuidad no puede ser sinónimo de estancamiento o falta de respuestas a las demandas ciudadanas.

"Hay que entrar con bisturí", ha dicho Matthei, planteando que la política debe ser capaz de hacer ajustes profundos para evitar el deterioro económico y social.

Voces ciudadanas y expertas: ¿qué implica esta disputa para Chile?

La sociedad civil y expertos en políticas públicas han seguido con atención este pulso entre continuidad y cambio. Algunos analistas advierten que la estabilidad institucional es fundamental para atraer inversión y consolidar la recuperación económica, especialmente en sectores estratégicos como energías renovables y empleo verde.

Sin embargo, otros señalan que la falta de reformas profundas, incluyendo ajustes en el aparato estatal, podría perpetuar la ineficiencia y la desconfianza ciudadana hacia las instituciones.

La economista María Fernanda Ruiz señala: "Chile necesita un equilibrio entre continuidad y renovación. No basta con mantener estructuras si no se adaptan a los nuevos desafíos sociales y económicos".

Constataciones finales

En este escenario, la frase presidencial sobre la ausencia de "motosierras" para cortar ministerios se ha convertido en un símbolo de la tensión entre dos visiones del país: una que privilegia la estabilidad y la gradualidad, y otra que exige transformaciones profundas y rápidas.

Los hechos muestran que, a pesar de las diferencias, ambos sectores coinciden en la necesidad de enfrentar desafíos estructurales, aunque divergen en los métodos y tiempos. La continuidad institucional y el cuidado de las instituciones son indiscutibles, pero la presión por reformas y eficiencia estatal pone en jaque la idea de una política sin cambios significativos.

Este debate, que trasciende la coyuntura electoral, revela la complejidad de gobernar en un país con demandas sociales crecientes y un contexto económico global incierto. La verdadera pregunta que queda para Chile es cómo articular una agenda que combine la visión de largo plazo con la urgencia de respuestas concretas, sin sacrificar ni la estabilidad ni la renovación.

La historia política reciente de Chile demuestra que las instituciones y los pueblos efectivamente quedan, pero también que la política debe ser capaz de reinventarse para no perder legitimidad y eficacia. Este es el desafío que enfrenta la democracia chilena hoy, en la arena donde se enfrentan proyectos, discursos y expectativas.

Fuentes: La Tercera (2025-03-28), análisis de expertos en políticas públicas, declaraciones oficiales de Gabriel Boric y Evelyn Matthei.