
Un anuncio que parecía un gesto de confianza terminó revelando una compleja partida de ajedrez en el mercado bursátil chileno. El pasado 28 de marzo de 2025, Latam Airlines comunicó la fijación del precio para la recompra de un 1,6% de sus acciones, estableciendo un valor de $15,02 por título. Esta cifra, coincidente con el cierre de la acción ese día en la Bolsa de Santiago, desató un debate que, meses después, arroja luces y sombras sobre la salud financiera y estratégica de la aerolínea más grande de la región.
Tras la aprobación del programa de recompra por parte de los accionistas el 17 de marzo, el directorio quedó facultado para adquirir hasta un 1% adicional sin prorrateo. La operación, ejecutada por Banchile y JP Morgan entre el 1 y 30 de abril, buscaba no solo mejorar los retornos para los accionistas, sino también reservar capital para futuras inversiones. Sin embargo, la interpretación del mercado y los expertos ha sido diversa.
Desde el sector financiero, Guillermo Araya, gerente de estudios de Renta4, afirmó que 'el precio fijado es una señal clara de que la empresa reconoce que sus acciones están baratas, estableciendo un piso para su valor.' Para algunos inversionistas, esta medida fue bienvenida como una estrategia para estabilizar la volatilidad y atraer confianza.
No obstante, otros analistas advierten sobre posibles riesgos. Algunos cuestionan si esta recompra responde a una necesidad de sostener artificialmente el precio de las acciones, dado que Latam enfrenta un contexto competitivo complejo y desafíos operacionales que no desaparecen con una simple inyección de liquidez.
En el plano interno, fuentes cercanas al directorio señalan que la recompra busca fortalecer la posición financiera ante oportunidades de inversión en tecnologías verdes y expansión regional, aspectos que el mercado aún no valora completamente.
Por otro lado, sectores sindicales y trabajadores han expresado preocupación por que esta maniobra priorice beneficios a corto plazo para accionistas, en detrimento de inversiones en mejoras laborales y operativas.
La recompra se enmarca en un año donde el precio de las acciones de Latam ha subido un 9,4%, aunque por debajo del desempeño general del S&P IPSA, que creció un 14,7%. Esto refleja un mercado que reconoce avances, pero mantiene reservas sobre la solidez del negocio aéreo postpandemia y en medio de la creciente competencia internacional.
Este episodio pone en escena una tensión clásica entre la búsqueda de rentabilidad financiera inmediata y la necesidad de inversiones estratégicas a largo plazo. La recompra de acciones de Latam Airlines no solo es un acto financiero, sino un síntoma de las múltiples presiones que enfrenta la empresa: mantener la confianza de los mercados, responder a la competencia y equilibrar intereses diversos, desde accionistas hasta trabajadores.
Para el observador atento, la historia deja claro que el valor de una acción no es solo un número, sino un reflejo de apuestas, desafíos y expectativas que se juegan en un tablero mucho más amplio que la Bolsa. La pregunta que queda abierta es si esta maniobra será recordada como un paso hacia la recuperación sostenible o como un parche temporal en un escenario turbulento.