
En el escenario político chileno, donde las alianzas se tejen y destejen con rapidez, la figura de Catalina San Martín emerge como un enigma que desafía las etiquetas tradicionales. El 28 de marzo de 2025, durante la asamblea de la Asociación Chilena de Municipalidades en Viña del Mar, la alcaldesa de Las Condes, independiente pero con sensibilidad de centroderecha, compartió mesa con Evelyn Matthei, candidata presidencial de Chile Vamos.
Este encuentro, aparentemente informal, simboliza un juego de equilibrios y tensiones que han ido madurando desde la última elección municipal. San Martín, quien renunció a Evópoli y decidió competir fuera de las estructuras partidarias, ha mostrado una constante ambigüedad: 'mi sensibilidad política es de centroderecha, pero no soy de Chile Vamos', ha declarado en varias ocasiones. Sin embargo, su apoyo explícito a Matthei y su disposición a coordinarse con partidos del bloque revelan una estrategia que raya en la cooperación pragmática.
Desde la perspectiva de Chile Vamos, este acercamiento es visto como una victoria que podría fortalecer la estructura territorial de la coalición. 'Le voy a pedir a todos ustedes que se activen de verdad. Vamos a armar una estructura y todos ustedes van a estar considerados', afirmó Matthei en su discurso a los alcaldes, subrayando la importancia del trabajo en terreno y la conexión directa con las comunidades.
No obstante, este coqueteo no está exento de críticas y desconfianzas. Sectores más ortodoxos de la centroderecha cuestionan la independencia de San Martín y temen que su figura pueda diluir la identidad del bloque. Por otro lado, voces progresistas y de centroizquierda interpretan esta alianza como un síntoma de la fragmentación política que dificulta la consolidación de proyectos claros y coherentes.
En el plano ciudadano, la recepción es ambivalente. Algunos vecinos valoran la apertura y la voluntad de diálogo que representa San Martín, mientras otros critican la falta de claridad y las posibles concesiones que implicaría una colaboración más estrecha con Chile Vamos.
Este episodio refleja un fenómeno más amplio: la transformación de los liderazgos locales y su impacto en las dinámicas nacionales. La figura del alcalde o alcaldesa, como bien lo señaló Matthei, se ha convertido en un actor clave que incide directamente en la vida cotidiana y en la construcción de capital político.
A nueve meses del encuentro, la relación entre San Martín y Chile Vamos sigue siendo un terreno en disputa. La alcaldesa no ha formalizado una adhesión partidaria ni ha confirmado un rol activo en la campaña presidencial, pero su respaldo público a Matthei no ha flaqueado.
En conclusión, este coqueteo político pone en evidencia las complejidades de la centroderecha chilena, donde la independencia y la colaboración se entrelazan en un juego estratégico que podría redefinir alianzas y candidaturas. Más allá de la retórica, lo cierto es que el escenario municipal se ha convertido en un laboratorio político donde se prueba el futuro del país. La tragedia o el triunfo de esta apuesta dependerá, en última instancia, de la capacidad de sus protagonistas para sostener sus convicciones sin perder el apoyo de sus bases y para construir puentes sin sacrificar identidades.
Las fuentes consultadas incluyen reportajes de La Tercera, análisis políticos de expertos en coaliciones y testimonios directos de actores municipales y ciudadanos, que en conjunto permiten comprender la profundidad y las consecuencias de este fenómeno.