La Operación Midas y el desgaste del liderazgo de Zelensky: corrupción en el sector energético ucraniano pone a prueba la resiliencia nacional
En noviembre de 2025 se destapó un escándalo que sacudió la ya frágil estructura del gobierno ucraniano: un esquema de sobornos por más de 100 millones de dólares en el corazón del sector energético, más precisamente en la empresa estatal nuclear Energoatom, responsable de más del 50% de la generación eléctrica del país.
Este caso, bautizado como la Operación Midas, ha puesto en el centro del debate no solo la corrupción endémica que atraviesa Ucrania desde hace años, sino también la capacidad del presidente Volodymyr Zelensky para mantener la cohesión y legitimidad en un momento crítico, cuando el país se enfrenta a una guerra que ya supera los tres años.
El esquema y sus protagonistas
La Oficina Nacional Anticorrupción de Ucrania (NABU) reveló que una organización criminal de alto nivel articulaba un sistema de cobros ilegales entre un 10% y 15% en contratos de Energoatom con empresas privadas. Entre los implicados figuran un exasesor del Ministerio de Energía, el jefe de seguridad de la estatal y varios funcionarios administrativos. Aunque los nombres no fueron oficialmente confirmados, medios locales y parlamentarios apuntan al exministro de Energía Herman Halushchenko, actualmente en el despacho de Justicia, y a Timur Mindich, socio histórico de Zelensky en la productora Kvartal 95, quien abandonó el país justo antes de los allanamientos.
“Todo aquel que haya participado en tramas de corrupción debe recibir una respuesta legal clara. Debe haber veredictos penales”, afirmó Zelensky en una declaración pública, intentando contener la crisis.
Perspectivas políticas enfrentadas
El gobierno ha buscado mostrar una imagen de transparencia y compromiso con la justicia, pero la oposición y sectores críticos no han dudado en señalar la debilidad del liderazgo presidencial y la persistencia de redes clientelares que socavan la confianza ciudadana. El diputado Yaroslav Zhelezniak, del partido Golos, ha presentado mociones para destituir a la ministra de Energía y al exministro involucrados, mientras que voces dentro del propio oficialismo reconocen que la corrupción podría estar minando la capacidad del Estado para resistir la guerra y sostener la infraestructura vital.
Impacto social y contexto geopolítico
Ucrania enfrenta un invierno especialmente duro, con ataques rusos sistemáticos a la infraestructura energética. En este contexto, la revelación de corrupción en Energoatom añade una capa de complejidad que afecta tanto la moral interna como la percepción internacional. La Unión Europea, que evalúa la adhesión de Ucrania, ha subrayado la importancia de la independencia y efectividad de las agencias anticorrupción como condición para avanzar en las negociaciones.
Además, la sospecha de que figuras vinculadas al Kremlin, como el senador ruso Andrii Derkach, podrían estar involucradas en el blanqueo de fondos, añade un componente de guerra híbrida que mezcla conflicto armado con operaciones encubiertas para desestabilizar al adversario desde dentro.
Constataciones y consecuencias
Este caso confirma que la corrupción, lejos de ser un problema superado, sigue siendo un factor crítico que puede determinar el destino de Ucrania en su lucha por la soberanía y la reconstrucción. La Operación Midas desnuda la tensión entre la necesidad urgente de reformas profundas y la fragilidad institucional que dificulta su implementación en tiempos de guerra.
Para Zelensky, el desafío es mayúsculo: debe equilibrar la exigencia de justicia y transparencia con la necesidad de mantener un frente unido contra la agresión externa, evitando que la crisis interna se convierta en un punto de quiebre.
Así, Ucrania se encuentra en un cruce donde la corrupción no solo es un lastre económico y moral, sino también un elemento que puede definir su futuro político y geoestratégico.
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Fuentes: La Tercera (11/11/2025), Ukrainska Pravda, declaraciones oficiales de la NABU y del presidente Volodymyr Zelensky.