Subsidio a la tasa hipotecaria: El alivio que dinamizó el mercado y desató debates políticos
En menos de un año, el subsidio a la tasa hipotecaria para viviendas nuevas bajo UF 4.000 se ha convertido en un actor clave del mercado inmobiliario chileno. Desde su implementación en marzo de 2025, el programa ha acelerado la venta de viviendas, aumentado las preevaluaciones exitosas y movilizado una demanda que parecía estancada. Sin embargo, lejos de ser unánime, este fenómeno ha generado un intenso debate político y económico que pone en jaque su continuidad y el modelo de acceso a la vivienda en Chile.
La evolución del subsidio: datos que hablan
El subsidio, que busca reducir la tasa de interés hipotecaria para facilitar el acceso a viviendas nuevas, ha sido un éxito en cifras. Según la Asociación de Bancos e Instituciones Financieras (ABIF), más de 23 mil solicitudes se registraron en los primeros meses, con un 50% ya aprobadas o en evaluación avanzada. BancoEstado se ha posicionado como el principal receptor, capturando el 40% de estas solicitudes, con un perfil mayoritariamente joven (25 a 34 años) y un plazo de crédito preferente a 30 años.
El mercado inmobiliario ha respondido con dinamismo: Ingevec reportó un aumento del 49% en utilidades a septiembre de 2025, atribuido en gran medida al impulso del subsidio. Además, el sitio TOCTOC reveló un aumento anual del 17,7% en preevaluaciones exitosas, con comunas como La Florida, Ñuñoa y Santiago liderando las preferencias.
“La situación económica más certera y el subsidio estatal han hecho que las tasas sean más estables y el dividendo más barato, impulsando el mercado hipotecario”, explicó Daniel Orellana, ejecutivo de TOCTOC.
Voces en pugna: continuidad vs. cautela fiscal
La medida, inicialmente diseñada para un máximo de 50 mil viviendas hasta mayo de 2027, se ha visto acelerada por la demanda, lo que abre interrogantes sobre su extensión.
Iván Poduje, del comando de José Antonio Kast, propone ampliar el subsidio a 100 mil viviendas, junto con innovaciones como la “tasa preestallido” y “subsidio mi terreno”, para consolidar el acceso a la vivienda para la clase media.
Por su parte, Nicolás Bohme, economista del comando de Jeannette Jara, plantea un “hipotecazo” que mantenga instrumentos como este subsidio, con un foco en jóvenes entre 25 y 40 años, complementado con subsidios al pie y garantías estatales.
En contraste, Gonzalo Sanhueza, vocero económico de Evelyn Matthei, advierte que el subsidio es una medida transitoria para reducir el stock de viviendas y no debería extenderse, debido a su alto costo fiscal y la falta de focalización, considerándola insuficiente para enfrentar el déficit habitacional.
Consecuencias y enseñanzas
El subsidio ha demostrado que intervenciones focalizadas pueden reactivar sectores estancados y facilitar el acceso a la vivienda, especialmente para jóvenes y familias emergentes. Sin embargo, la aceleración en las solicitudes ha puesto presión sobre el sistema y plantea la necesidad de evaluar su impacto fiscal y social a mediano plazo.
La discusión política refleja tensiones profundas: entre la urgencia de dinamizar el mercado y la prudencia fiscal, entre la búsqueda de soluciones inmediatas y la construcción de políticas habitacionales sostenibles y equitativas.
En definitiva, el subsidio a la tasa hipotecaria ha sido un alivio para muchos chilenos, pero también un desafío para quienes deben diseñar un sistema habitacional que no solo alivie hoy, sino que construya un futuro más justo y accesible para todos.
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Fuentes: Diario Financiero, Asociación de Bancos e Instituciones Financieras (ABIF), TOCTOC, declaraciones públicas de comandos presidenciales y reportes financieros de Ingevec.