
Un terremoto financiero sacudió al sector automotor global tras la imposición de aranceles por parte de la administración Trump, un movimiento que ha dejado cicatrices visibles más allá de Wall Street y las bolsas internacionales.
Desde el 3 de abril de 2025, cuando entraron en vigor los aranceles del 25% sobre autos importados a Estados Unidos, la industria enfrenta una crisis que no solo se mide en caídas bursátiles, sino en un reordenamiento profundo de sus cadenas productivas y en la incertidumbre para miles de trabajadores.
Los principales fabricantes japoneses, europeos y estadounidenses sufrieron pérdidas millonarias. En Japón, Toyota, Honda y Nissan vieron cómo sus acciones caían entre un 1,7% y 6%, mientras que en Europa, gigantes como Volkswagen, BMW y Mercedes-Benz perdieron cerca de 4.500 millones de euros en valor combinado, según Reuters. En Estados Unidos, General Motors y Ford no escaparon a la tormenta, con desplomes superiores al 4%.
"Estos aranceles no solo afectarán a los autos terminados, sino también a componentes clave como motores y partes eléctricas", advirtió Jim Reid, economista de Deutsche Bank, anticipando un aumento en los costos que podría trasladarse al consumidor final.
Desde el ala política estadounidense, la medida fue defendida como un paso necesario para proteger la industria local y el empleo, una promesa recurrente en la retórica de Trump. Sin embargo, esta visión chocó con la alarma de gobiernos y empresas extranjeras, que denunciaron un golpe a la cooperación internacional y a la estabilidad comercial.
El primer ministro japonés, Shigeru Ishiba, hizo un llamado público para eximir a Japón de estos gravámenes, evidenciando la tensión diplomática que se generó. En Europa, la reacción fue más dura, con sectores que ven en estos aranceles un retroceso que podría afectar la transición hacia la electromovilidad, ya golpeada por altos costos y desafíos logísticos.
Más allá de las cifras, la crisis ha puesto en jaque a regiones dependientes de la industria automotriz. En Chile, por ejemplo, el sector de autopartes y ensamblaje ha reportado una caída en sus exportaciones hacia Estados Unidos, generando preocupación entre sindicatos y gremios empresariales.
"La incertidumbre ha paralizado inversiones y pone en riesgo empleos que ya son precarios", señala un dirigente sindical del sector en la zona central.
A casi nueve meses de la implementación de los aranceles, queda claro que el impacto va más allá de la volatilidad financiera. Esta medida ha tensionado las relaciones comerciales, acelerado debates sobre la soberanía industrial y evidenciado la vulnerabilidad de cadenas globales interconectadas.
La industria automotriz, en plena transición hacia tecnologías limpias, enfrenta ahora un desafío adicional: adaptarse a un escenario proteccionista que podría encarecer sus productos y retrasar su innovación.
La lección que deja este episodio es doble: la globalización no está exenta de riesgos políticos y económicos, y las decisiones unilaterales pueden tener consecuencias que reverberan por años en múltiples frentes.
Fuentes: La Tercera, Reuters, Deutsche Bank, declaraciones oficiales de gobiernos y gremios industriales.
2025-11-12