
El lunes 1 de diciembre de 2025 marcó un hito en la medición de audiencias televisivas en Chile. Kantar Ibope Media implementó un sistema que integra datos de TV abierta, cable, plataformas digitales y dispositivos móviles, ampliando el universo de medición a 16,6 millones de personas. Esta innovación, que combina el People Meter 7 y el Focal Meter, promete una recopilación más precisa y representativa del consumo audiovisual nacional, incluyendo hogares y pantallas inteligentes.
Desde la perspectiva técnica, 'la digitalización cambió radicalmente la forma en que consumimos contenido y la medición de audiencia debía evolucionar', afirmó Ignacio Mirchak, Country Leader de Kantar Ibope Media en Chile. El paso de métricas porcentuales a valores absolutos supone conocer el número exacto de espectadores, lo que debería permitir optimizar la inversión publicitaria y mejorar la toma de decisiones estratégicas.
Sin embargo, en el terreno político y económico, las reacciones son diversas. Por un lado, actores del mercado publicitario y medios tradicionales ven en esta innovación una oportunidad para ajustar sus estrategias y responder mejor a la fragmentación del público. Por otro, algunos analistas advierten que la incorporación de múltiples plataformas puede diluir la comparabilidad histórica del rating, complicando la evaluación longitudinal de audiencias y la planificación de contenidos.
En términos sociales, el cambio refleja una realidad donde los chilenos consumen cada vez más contenidos a través de dispositivos móviles y plataformas digitales, incluso superando el tiempo frente a la televisión tradicional en ciertos segmentos. Esto abre un debate sobre la representatividad real de las mediciones y la necesidad de entender las nuevas formas de consumo en un país con brechas digitales evidentes.
Regionalmente, la ampliación del universo de medición a las 16 regiones busca superar la histórica centralización de datos en Santiago, lo que podría aportar a una visión más plural y diversa de las preferencias televisivas en Chile. Sin embargo, la implementación técnica en zonas rurales y con acceso limitado a internet genera incertidumbre sobre la calidad de los datos recogidos.
Finalmente, la transformación del sistema de rating es un desafío para los protagonistas del ecosistema audiovisual: canales, anunciantes, productores y audiencias. La nueva metodología ofrece mayor precisión y un reflejo más fiel de los hábitos de consumo, pero también obliga a repensar modelos de negocio y estrategias de contenido en un mercado fragmentado y en constante cambio.
En conclusión, la actualización del rating en Chile no es solo un cambio técnico, sino un espejo que refleja tensiones entre tradición y modernidad, centralismo y diversidad, y la búsqueda de certezas en un entorno mediático cada vez más complejo. La eficacia de este sistema dependerá de su capacidad para equilibrar estas fuerzas y entregar datos que realmente aporten a la comprensión profunda del consumo audiovisual nacional.