Aranceles de Trump al sector automotor: un golpe que redibuja las cadenas globales de valor

Aranceles de Trump al sector automotor: un golpe que redibuja las cadenas globales de valor
Economía
Empresas y Negocios
2025-12-02
Fuentes
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- Incremento abrupto de aranceles al 25% para autos importados en EE.UU.

- Tensiones comerciales que afectan a socios clave como México y Canadá.

- Impactos visibles en la industria automotriz y en las cadenas productivas transnacionales.

Un terremoto en la industria automotriz internacional se desató el 26 de marzo de 2025, cuando el presidente estadounidense Donald Trump anunció un aumento significativo en los aranceles aplicados a vehículos importados, elevándolos del 2,5% al 27,5% del valor del producto.Este cambio, vigente desde el 2 de abril, afecta a todos los automóviles que no sean fabricados en Estados Unidos, incluyendo un incremento aún más severo para autos eléctricos chinos, cuyos aranceles pasaron del 100% al 125%.

La medida no solo representa un endurecimiento del proteccionismo comercial, sino que también pone en jaque a la compleja red de producción automotriz que articula a Estados Unidos con sus vecinos del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (T-MEC), principalmente México y Canadá. 'Es un ataque directo a nuestra economía y a las miles de familias que dependen de esta industria', declaró el primer ministro canadiense Mark Carney, evidenciando la tensión política y económica que la medida genera.

Desde la perspectiva estadounidense oficial, la medida busca proteger empleos nacionales y frenar lo que se percibe como una pérdida de riqueza hacia socios comerciales que, según Trump, no contribuyen lo suficiente en temas de seguridad fronteriza y control migratorio. 'Vamos a cobrar a los países por hacer negocios en nuestro país y tomar nuestros trabajos', afirmó el mandatario en un discurso cargado de nacionalismo económico.

Sin embargo, la industria automotriz estadounidense está profundamente integrada con proveedores y plantas en México y Canadá: alrededor del 80% de los vehículos fabricados en México se exportan a EE.UU., y General Motors importa cerca de 750.000 vehículos anuales desde esos países. Este entramado productivo hace que el arancel no solo impacte a los productores extranjeros, sino también a las propias empresas estadounidenses, que dependen de insumos y componentes transfronterizos.

En México, la reacción fue de preocupación y rechazo. Expertos en comercio internacional advierten que el aumento arancelario puede desencadenar una reducción en las exportaciones mexicanas, afectando la economía y el empleo en sectores clave. Al mismo tiempo, voces empresariales estadounidenses han expresado inquietud por el aumento de costos de producción y la posible pérdida de competitividad global.

La Unión Europea, representada por su presidenta Ursula von der Leyen, lamentó profundamente la decisión, aunque dejó abierta la puerta a negociaciones que puedan mitigar el impacto y restaurar un diálogo comercial más estable.

En el terreno político, la medida refleja una escalada en la estrategia proteccionista de Trump, que desde su regreso a la Casa Blanca en enero de 2025 ha impuesto aranceles también al acero, aluminio y otros productos. Este contexto ha generado un ambiente de incertidumbre para los mercados y las cadenas globales de suministro.

Verdades y consecuencias claras emergen de esta decisión:

- La fragmentación de las cadenas globales de valor, especialmente en la industria automotriz, se profundiza, con riesgos de deslocalización y aumento de costos.

- El proteccionismo comercial, más allá de sus promesas de protección laboral, puede generar efectos adversos en las propias economías nacionales que dependen de la integración regional.

- Las tensiones entre Estados Unidos y sus socios comerciales clave amenazan con desestabilizar acuerdos multilaterales y fomentar represalias que podrían escalar en una guerra comercial.

Este episodio es un claro recordatorio de la fragilidad de las relaciones económicas internacionales en un mundo donde la política nacional puede redefinir, de forma abrupta, las reglas del juego para empresas y trabajadores. La historia de esta medida aún se está escribiendo, pero sus efectos ya se sienten en las plantas de ensamblaje, en las mesas de negociación y en las decisiones de miles de familias que ven cómo un aumento arancelario redefine su futuro inmediato.