
En marzo de 2025, el entonces expresidente estadounidense Donald Trump anunció la posibilidad de imponer aranceles a la importación de automóviles y cobre, productos clave para la economía chilena. A casi nueve meses de ese anuncio y tras una serie de negociaciones y tensiones comerciales, Chile enfrenta hoy las consecuencias tangibles de una decisión que reconfigura su relación con su principal socio comercial.
El cobre, que representa más del 50% de las exportaciones nacionales, ha visto una volatilidad significativa en sus precios y demanda. El precio del cobre bajó de 5,24 a cerca de 4,80 US$/lb en los meses posteriores al anuncio, afectando las arcas fiscales y la inversión en proyectos mineros.
Desde el poder político, las posturas se han polarizado. Por un lado, el oficialismo ha insistido en buscar acuerdos bilaterales que permitan sortear las barreras arancelarias, enfatizando la necesidad de diversificar la economía. Por otro, la oposición ha criticado la falta de previsión y ha llamado a fortalecer la industria nacional y la protección de los trabajadores afectados.
En regiones como Antofagasta y Atacama, epicentros de la minería, la comunidad ha expresado preocupación por la caída en empleos y el menor dinamismo económico. Movimientos sociales han exigido al Estado medidas compensatorias, mientras que empresarios mineros llaman a la calma y a la cooperación internacional.
“Estos aranceles son un golpe directo a nuestra soberanía económica y social. Necesitamos políticas que protejan a nuestras comunidades y no solo a las grandes empresas”, señaló una dirigente social de Calama.
En contraste, representantes de la Cámara Minera han señalado que “la industria debe adaptarse a un escenario global más proteccionista, acelerando la innovación y buscando nuevos mercados más allá de Estados Unidos”.
Desde la perspectiva internacional, expertos recuerdan que esta medida se enmarca en una ola creciente de proteccionismo que afecta no solo a Chile, sino a múltiples países exportadores. La respuesta chilena, por tanto, debe ser multifacética, combinando diplomacia, innovación y políticas sociales.
En definitiva, el anuncio de aranceles a autos y cobre por parte de Estados Unidos ha puesto a Chile en un cruce de caminos. La nación debe decidir entre apostar por la diversificación y fortalecer su resiliencia económica, o continuar dependiendo de un mercado que hoy muestra señales de cerrarse. La historia reciente muestra que las consecuencias no son solo económicas, sino también sociales y políticas, y que las soluciones requieren un diálogo amplio y una visión estratégica a largo plazo.
2025-11-12
2025-11-12