Chile y Corea del Sur amplían oportunidades laborales para jóvenes: un acuerdo que trasciende la visa Working Holiday

El programa Working Holiday entre Chile y Corea del Sur ha experimentado un cambio significativo que va más allá de una simple ampliación de requisitos. El pasado 26 de marzo de 2025, ambos países firmaron una actualización del acuerdo bilateral que extiende la edad máxima para postular de 30 a 34 años y habilita un nuevo sitio web para facilitar las solicitudes. Este ajuste no solo responde a demandas sociales y laborales de los jóvenes chilenos, sino que también refleja un interés estratégico en fortalecer los vínculos entre ambas naciones en un contexto global cada vez más competitivo.

Diferentes miradas en juego

Desde el gobierno chileno, la subsecretaria de Relaciones Exteriores, Gloria de la Fuente, valoró el acuerdo como un "avance importante en nuestra política exterior", destacando que el programa no solo estrecha lazos internacionales, sino que abre puertas para que los jóvenes vivan "experiencias enriquecedoras y transformadoras". Esta visión oficial enfatiza el componente formativo y cultural del programa, que además puede impactar positivamente en la empleabilidad y el desarrollo profesional de los participantes.

Sin embargo, voces críticas desde sectores sociales y académicos advierten que el acuerdo, si bien beneficioso, no debe ser visto como una solución estructural a los problemas de empleo juvenil en Chile. “Ampliar la edad para acceder a un permiso temporal de trabajo en el extranjero es un paliativo que no sustituye políticas públicas robustas para la creación de empleo digno en el país,” señala la socióloga laboral Ana María Rojas. Esta perspectiva pone en tensión las expectativas puestas en la movilidad internacional frente a la necesidad de fortalecer el mercado interno.

Impacto regional y socioeconómico

La ampliación del programa también tiene implicancias en regiones con alta migración juvenil y menor acceso a oportunidades laborales. Para jóvenes de zonas como La Araucanía o el norte grande, el Working Holiday representa una vía para escapar de contextos de precariedad, aunque con el riesgo de una migración temporal que puede profundizar la fuga de talentos locales.

Por otro lado, Corea del Sur, país con el que Chile mantiene un Tratado de Libre Comercio desde 2004, ve en esta renovación un mecanismo para fomentar intercambios culturales y laborales que complementan su estrategia de internacionalización y cooperación tecnológica. El acuerdo se inserta en una agenda bilateral más amplia que incluye infraestructura, energía y ciencia, consolidando así un vínculo que supera lo económico para abarcar dimensiones sociales y culturales.

Constataciones finales

Diez meses después de la firma, los datos preliminares indican un aumento en las postulaciones al programa, especialmente entre profesionales y técnicos jóvenes. Sin embargo, la experiencia también revela desafíos en la integración laboral y cultural en Corea del Sur, donde las barreras idiomáticas y sociales persisten.

Este acuerdo, entonces, no es un remedio inmediato ni una panacea para los problemas del empleo juvenil en Chile, sino un escenario donde confluyen aspiraciones individuales, políticas públicas y estrategias internacionales. La ampliación del Working Holiday es una invitación a repensar las políticas migratorias y laborales con una mirada más integral, que considere tanto la movilidad global como las condiciones locales que impulsan a los jóvenes a buscar oportunidades fuera de sus fronteras.

En definitiva, el programa Working Holiday con Corea del Sur se consolida como un espejo de las tensiones y esperanzas que atraviesan a una generación que busca abrirse paso en un mundo interconectado, pero con desigualdades que no desaparecen con un simple cambio en la edad límite para viajar y trabajar.