Crisis en Gaza: La rebelión interna contra Hamás y su impacto en la guerra con Israel

En el epicentro de un conflicto que ha marcado profundamente a la región, la Franja de Gaza vivió en marzo de 2025 la mayor protesta interna contra Hamás desde el inicio de la guerra con Israel. Cientos de gazatíes, cansados del dominio del grupo islamista, salieron a las calles de Beit Lahia para exigir la salida de Hamás del poder, en un acto poco frecuente y de alto riesgo dada la férrea represión que caracteriza al movimiento.

Los manifestantes, en su mayoría jóvenes, corearon consignas como 'fuera, fuera, fuera, Hamás fuera', mientras militantes armados de Hamás respondían con violencia, dispersando a la multitud y agrediendo a varios participantes. La tensión se palpaba en el aire, un choque de fuerzas que refleja una fractura interna que hasta entonces permanecía mayormente oculta por el miedo y el control del grupo.

Esta rebelión ciudadana no solo cuestiona el liderazgo de Hamás, sino que también evidencia la creciente desesperación de una población que ha sufrido las consecuencias más duras del conflicto, con más de 50.000 palestinos muertos y un 70% de los edificios dañados o destruidos. La crisis humanitaria se ha profundizado con el colapso de servicios básicos y la escasez de alimentos, medicinas y refugio.

Desde el punto de vista político, las voces opositoras dentro de Gaza y desde la Autoridad Nacional Palestina (ANP) han exigido a Hamás que escuche a su pueblo y permita un cambio en la administración de la Franja. Munther al-Hayek, portavoz de Fatah en Gaza, afirmó que 'la presencia de Hamás se ha convertido en una amenaza para la causa palestina', subrayando la necesidad de un replanteamiento del liderazgo para salvar a la población de la devastación.

Por otro lado, los partidarios de Hamás minimizan estas protestas, calificando a los manifestantes de traidores y defendiendo la continuidad del grupo en el poder. Esta división refleja una lucha no solo territorial sino también ideológica y de legitimidad, que añade complejidad a la ya frágil situación en Gaza.

La guerra misma, desencadenada tras el ataque de Hamás a Israel en octubre de 2023, ha dejado una estela de destrucción y pérdidas humanas, con Israel respondiendo con ofensivas militares que han devastado la Franja. La reanudación de los ataques aéreos en marzo de 2025 y la ruptura del alto el fuego han exacerbado la crisis, generando desplazamientos masivos y un ambiente de desesperanza.

Las protestas de marzo, aunque reprimidas, han dejado una huella significativa: la voz de un pueblo que ya no se resigna a ser rehén de las decisiones de sus líderes ni de las dinámicas de un conflicto que parece no tener fin. Mohammed Diab, manifestante y víctima directa de la guerra, lo expresó con crudeza: 'Nos negamos a morir por nadie, ni por los planes de ningún partido ni por los intereses de estados extranjeros'.

Este episodio marca un punto de inflexión en la narrativa del conflicto palestino-israelí, mostrando que la tragedia no solo se vive en el choque bélico, sino también en la fractura interna de quienes sufren sus consecuencias. La legitimidad de Hamás como gobernante de Gaza está en entredicho, mientras la población clama por un cambio que aún parece lejano.

En conclusión, la rebelión en Gaza contra Hamás expone una crisis multidimensional: una guerra que no solo enfrenta a dos pueblos, sino que también desgarra desde dentro a la sociedad palestina. El futuro de la Franja depende no solo de los acuerdos internacionales o las acciones militares, sino también de la capacidad de sus líderes para escuchar y responder a las demandas de su gente, cuya paciencia y sufrimiento parecen haber llegado a un límite insostenible.