Cámara aprueba ley que prohíbe celulares en clases con excepciones claras: ¿orden o control en la sala de clases?

Un pulso entre la disciplina escolar y las nuevas formas de aprendizaje digital acaba de resolverse en el Congreso. El pasado 2 de diciembre de 2025, la Cámara de Diputados aprobó de manera definitiva un proyecto de ley que prohíbe el uso de celulares en las salas de clases en todos los establecimientos educacionales que imparten educación parvularia, básica y media, con ciertas excepciones que buscan equilibrar la norma con la realidad social y pedagógica.

Este proyecto, que unificó siete mociones parlamentarias, busca mejorar la convivencia y el rendimiento escolar, poniendo fin a una discusión que lleva años en la agenda educativa. La votación fue contundente: 124 votos a favor y solo 2 abstenciones, lo que refleja un consenso transversal respecto a la necesidad de limitar las distracciones tecnológicas en el aula.

Prohibición con matices: la ley y sus excepciones

El artículo 10 bis establece que se "prohíbe el uso de dispositivos móviles electrónicos de comunicación personal" durante las actividades curriculares. Sin embargo, la ley no es una camisa de fuerza rígida. Incluye excepciones para:

- Estudiantes con necesidades educativas especiales.

- Situaciones de emergencia, desastre o catástrofe.

- Condiciones de salud diagnosticadas por un médico.

- Uso pedagógico justificado según la naturaleza de la actividad curricular.

- Solicitudes fundadas y temporales de apoderados por razones de seguridad personal o familiar.

Además, en la educación media, se reconoce la autonomía progresiva de los estudiantes, permitiendo que los colegios definan horarios o espacios donde el uso de celulares esté autorizado, siempre fuera del desarrollo de las actividades curriculares.

Voces en el debate: entre la protección y la autonomía

Desde el oficialismo y sectores educativos tradicionales, la medida es vista como una necesidad urgente para frenar la distracción y mejorar el foco en el aprendizaje. “El celular ha sido un elemento disruptivo constante, afectando la concentración y la convivencia en las aulas,” señaló una diputada oficialista durante el debate.

Por otro lado, sectores más críticos advierten que la prohibición puede ser una medida simplista que no aborda las causas profundas de la desatención en clases ni fomenta el desarrollo de competencias digitales responsables. “No se trata solo de prohibir, sino de educar en el uso consciente y crítico de la tecnología,” planteó un académico especialista en educación digital.

Las organizaciones de apoderados también expresaron opiniones divididas. Algunos valoran la protección que la ley ofrece para evitar el acoso y la distracción, mientras otros temen que la norma pueda limitar derechos y la comunicación en contextos familiares complejos.

Más allá del aula: implicancias y desafíos futuros

Los establecimientos educacionales deberán adaptar sus reglamentos internos antes del 30 de junio de 2026. Además, el Ministerio de Educación tiene la tarea de presentar en 2030 un informe nacional que evalúe el impacto de la ley en la convivencia escolar, el rendimiento académico, el bienestar socioemocional y el acceso digital.

Este plazo permitirá observar si la norma cumple con sus objetivos o si, por el contrario, genera efectos no deseados, como la brecha digital o la falta de preparación para un mundo donde la tecnología es omnipresente.

Conclusiones: ¿un paso atrás o un equilibrio necesario?

La ley que prohíbe el uso de celulares en las salas de clases representa una respuesta legislativa contundente a un problema real y cotidiano: la distracción y las dificultades para mantener la atención en un entorno saturado de estímulos digitales.

Sin embargo, la inclusión de excepciones y la autonomía progresiva en la educación media muestran un intento de balancear el orden con la flexibilidad, la protección con la autonomía. La diversidad de opiniones refleja una sociedad en tensión entre la necesidad de control y la urgencia de educar para el siglo XXI.

El verdadero desafío estará en cómo se implemente la norma en los colegios y en si se acompaña con políticas que fomenten el desarrollo de habilidades digitales responsables y críticas, para que el celular no sea ni un enemigo ni un mero objeto prohibido, sino una herramienta integrada en la educación.

Fuentes consultadas incluyen Diario Financiero, La Tercera y análisis de expertos en educación y tecnología, que coinciden en que esta ley marca un hito pero no cierra el debate sobre el rol de la tecnología en la escuela chilena.