Chile exhibe un crecimiento económico que, aunque positivo, revela una tensión subyacente entre sectores que avanzan y otros que retroceden.
El Indicador Mensual de Actividad Económica (Imacec) de octubre de 2025 registró un crecimiento anual de 2,2%, ligeramente por encima del consenso de expertos y del mercado, y ubicándose en la parte alta de las expectativas. Este dato, entregado por el Banco Central, confirma que el motor del crecimiento se encuentra en los sectores de servicios y comercio, mientras que la minería y la producción industrial continúan mostrando signos de debilidad.
Desde el inicio del año, la economía chilena ha mostrado una recuperación que, aunque firme en cifras, es frágil en su composición. Gustavo Díaz, economista del Instituto Libertad, señaló que “el crecimiento está sustentado principalmente en efectos puntuales, como el dinamismo del comercio y las ventas electrónicas, mientras otros sectores permanecen rezagados”.
El comercio, con un incremento interanual sólido de 8,1%, se erige como el sector más dinámico. Las ventas mayoristas aumentaron gracias a la inversión en maquinaria y alimentos, y el comercio minorista destacó en grandes tiendas y vestuario. A su vez, los servicios crecieron 2,5% anual, impulsados principalmente por los servicios personales, entre ellos el sector salud.
Desde Santander enfatizan que “el comercio y los servicios han sido los verdaderos motores que sostienen la economía, mostrando resiliencia incluso en un contexto global incierto”. Sin embargo, anticipan que la estabilización de inversiones y la normalización del turismo podrían moderar este ritmo en los próximos meses.
En contraste, la minería acumula cinco meses consecutivos con resultados negativos en términos anuales. La producción industrial también mostró una caída de 0,4% en octubre, reflejando dificultades para recuperar niveles previos al accidente en la mina El Teniente ocurrido en julio.
Nicolás García, economista senior de Coopeuch, explicó que “la minería sigue resentida por eventos puntuales, lo que limita su contribución al crecimiento general”. Esta realidad tensiona la visión optimista del crecimiento, dado que el sector minero ha sido históricamente uno de los pilares fundamentales de la economía chilena.
Con el resultado de octubre, las proyecciones para el crecimiento anual del PIB se mantienen en un rango de entre 2,3% y 2,5%, con Hacienda apostando por el extremo superior. El carry-over acumulado hasta octubre es de 2,46%, lo que hace plausible un crecimiento cercano al 2,5% si la actividad se mantiene o acelera levemente en noviembre y diciembre.
No obstante, existe cautela entre los expertos. Marcela Calisto, economista de BICE Inversiones, advierte que “la alta base de comparación limita la posibilidad de registros superiores y el crecimiento sigue siendo frágil y condicionado a factores externos e internos”.
En el plano monetario, la estabilidad de la actividad y una inflación subyacente menor a la esperada han abierto espacio para que el Banco Central considere un nuevo recorte en la tasa de interés, estimado en 25 puntos base en la reunión de diciembre.
El debate entre analistas y actores políticos refleja la complejidad del escenario. Por un lado, el ministro de Hacienda, Nicolás Grau, celebra el desempeño equilibrado y la consolidación del crecimiento. Por otro, economistas como Alejandro Fernández de Gemines Consultores advierten que la política y la evolución de sectores clave como la minería serán decisivas para mantener la trayectoria.
Samuel Carrasco, economista jefe de Credicorp Capital, sintetiza esta tensión: “El crecimiento está liderado por la demanda, pero la minería sigue siendo un punto débil que puede condicionar el desempeño futuro”.
Chile enfrenta un crecimiento económico que, aunque alentador en cifras, muestra un rostro dual. El pujante comercio y servicios contrastan con la persistente debilidad minera e industrial, evidenciando un modelo económico que aún no logra equilibrar sus fuerzas internas.
Este escenario plantea interrogantes sobre la sostenibilidad del crecimiento y la necesidad de políticas que incentiven la diversificación y fortalezcan los sectores rezagados. La economía chilena, en su desafío actual, es un espectáculo de tensiones y esperanzas, donde cada actor juega un papel decisivo en el desenlace.
La historia económica de 2025 aún está por escribirse, pero los hechos hasta ahora nos muestran que el equilibrio logrado es frágil y que las próximas decisiones, tanto políticas como empresariales, definirán si este crecimiento se consolida o se desvanece.
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Fuentes: Banco Central, Instituto Nacional de Estadísticas (INE), análisis de economistas de Instituto Libertad, BICE Inversiones, Credicorp Capital, Santander, Coopeuch, Gemines Consultores, declaraciones del ministro de Hacienda Nicolás Grau.