
Jeff Bezos no solo sigue ampliando su imperio en el espacio exterior, sino que también consolida una red de influencia que abarca desde la inteligencia artificial hasta la cultura y las finanzas familiares.
En los últimos meses, la figura del fundador de Amazon ha protagonizado movimientos que, a primera vista, podrían parecer desconectados: la adquisición de la startup de agentes autónomos de inteligencia artificial General Agents, la incorporación de una chilena al mando del family office de su padre, y la consolidación de Blue Origin como actor clave en la exploración lunar. Sin embargo, al analizar estos hechos en conjunto, emerge un patrón claro: Bezos busca dominar no solo la tecnología y el espacio, sino también los símbolos y las estructuras que configuran el poder contemporáneo.
En junio de 2025, Project Prometheus, la nueva empresa de IA respaldada por Bezos y Vik Bajaj, adquirió General Agents, una startup especializada en agentes informáticos autónomos capaces de ejecutar tareas en computadoras con rapidez y precisión. Este movimiento, revelado semanas después por medios internacionales, no solo fortalece la apuesta de Bezos en la IA, sino que también pone en jaque a competidores emergentes, como la startup Donely, que reconoce la velocidad y capacidad técnica de Ace, el producto estrella de General Agents.
Desde una perspectiva tecnológica, esta adquisición señala la intención de Bezos de posicionarse en la vanguardia de la automatización digital, con aplicaciones que podrían extenderse a la fabricación avanzada y la exploración espacial, sectores donde Prometheus ya está incursionando.
En paralelo, la expansión del family office del padre de Jeff Bezos, Miguel Ángel “Mike” Bezos, una fortuna estimada en más de 40 mil millones de dólares, ha contado con la llegada de Valeria Alberola, una ejecutiva chilena con amplia experiencia en gestión patrimonial de grandes familias estadounidenses. Alberola, quien lideró la oficina familiar del heredero de Walmart, Ben Walton, ahora encabeza Aurora Borealis, la firma que administra el patrimonio de los Bezos. Su incorporación no solo subraya la creciente influencia de profesionales latinoamericanos en los círculos de poder global, sino que también refleja la sofisticación con que la familia Bezos organiza sus activos y proyectos, desde inversiones hasta filantropía.
En el terreno cultural, Jeff Bezos y su esposa Lauren Sánchez han protagonizado un cambio de paradigma en la definición del “buen gusto” y la legitimación social. En noviembre de 2025, la pareja patrocinó la Gala del MET en Nueva York, un evento emblemático del mundo de la moda y el arte, tomando un rol activo en la selección de invitados y la organización, un lugar tradicionalmente reservado a marcas de lujo y élites culturales. Este gesto no es meramente ornamental: como explica el análisis sociológico de Pierre Bourdieu, el gusto es un capital simbólico que legitima y reproduce jerarquías sociales. Bezos y Sánchez no solo compran bienes o experiencias, sino que adquieren los medios para definir qué es aspiracional y bello en la sociedad contemporánea.
Este control simbólico se complementa con la ambición espacial. Blue Origin, la empresa aeroespacial de Bezos, se prepara para lanzar su cohete New Glenn en una misión crucial con la NASA, y podría ser la encargada de llevar el rover lunar VIPER al Polo Sur de la Luna. Este contrato, valorado en 190 millones de dólares, representa una apuesta estratégica para competir con SpaceX y consolidar la presencia estadounidense en la Luna, un espacio que se perfila como la próxima frontera geopolítica y tecnológica.
Desde la adquisición tecnológica hasta la gestión patrimonial, pasando por la hegemonía cultural y la conquista espacial, Jeff Bezos despliega un modelo de poder integral que no solo acumula capital económico, sino que también busca dominar los códigos culturales y tecnológicos que configuran el siglo XXI.
Perspectivas encontradas
Desde la mirada crítica, algunos sectores advierten que este tipo de concentraciones de poder tecnológico y simbólico profundizan las desigualdades y limitan la pluralidad cultural, al monopolizar no solo recursos sino también narrativas y definiciones estéticas. Por otro lado, defensores argumentan que la inversión en innovación y cultura puede democratizar el acceso a nuevas tecnologías y experiencias, generando empleo y desarrollo.
En Chile, la llegada de Valeria Alberola al family office de los Bezos ha sido recibida con orgullo, pero también con cuestionamientos sobre la fuga de talento y el rol de profesionales nacionales en la gestión de fortunas globales.
Conclusiones
El caso de Jeff Bezos y sus recientes movimientos empresariales y culturales evidencian que el poder contemporáneo es multidimensional: no basta con acumular riqueza, sino que es necesario controlar las plataformas tecnológicas, los símbolos culturales y las redes de influencia familiar. La convergencia de estos ámbitos crea un ecosistema donde se redefinen las fronteras del dominio económico y social.
Lo que está en juego no es solo quién lanza cohetes o desarrolla IA, sino quién decide qué es valioso, deseable y posible en nuestra época. Y en esa arena, Bezos se posiciona como uno de los actores más determinantes del planeta.