
Un año de transformaciones y tensiones en el Metro de Santiago
En 2025, el Metro de Santiago ha protagonizado un giro significativo en su estrategia de seguridad y convivencia, con un plan que ha logrado reducir el comercio ilegal y mejorar la percepción de seguridad entre sus 2,4 millones de usuarios diarios. El balance presentado el 2 de diciembre por las autoridades del Metro destaca la instalación de más de 7 mil cámaras de seguridad, la incorporación de inteligencia artificial en 41 estaciones y la renovación de la 60° Comisaría de Carabineros en Estadio Nacional, una apuesta inédita para fortalecer la presencia policial en la red.
"Metro está terminando su año número 50 como una empresa que creció con Santiago y que entiende que la seguridad es parte fundamental de la vida de la ciudad", afirmó Guillermo Muñoz, presidente de Metro.
Sin embargo, esta mejora en la seguridad no ha estado exenta de desafíos, especialmente en materia de convivencia ciudadana. El episodio viral ocurrido el 20 de noviembre, cuando un coche de guagua bloqueó el ingreso y egreso de pasajeros en plena hora punta, desató empujones e insultos entre usuarios, evidenciando la tensión latente en el espacio público del transporte.
El video de aquel incidente se transformó en un espejo de la conflictividad cotidiana que enfrenta el Metro, donde la diversidad de necesidades y expectativas de los pasajeros choca en los vagones abarrotados.
Desde la empresa, se hizo un llamado a la empatía y al respeto mutuo. "No hay ninguna restricción para que las personas usen coches de guagua en el Metro, pero llamamos a la empatía tanto de quienes circulan con ellos como de quienes los encuentran", señaló Muñoz, anticipando una campaña para promover el buen uso del espacio y la convivencia civilizada.
Perspectivas encontradas: seguridad, orden y derechos ciudadanos
Desde una mirada institucional, el énfasis está en la coordinación con Carabineros y municipios para garantizar un entorno seguro y ordenado. La dotación táctica aumentó en un 11% para las festividades, con 20 guardias adicionales en estaciones clave, y se reforzó la campaña "No te compro" para combatir el comercio ilegal, que históricamente ha sido un foco de conflicto y percepción de inseguridad.
Pero desde la perspectiva de usuarios y organizaciones sociales, la seguridad no puede confundirse con la exclusión o la criminalización de prácticas cotidianas. La presencia policial renovada genera inquietudes sobre posibles abusos y la estigmatización de grupos vulnerables. En paralelo, la congestión y la falta de espacios adecuados para familias con niños pequeños siguen siendo una fuente constante de fricción.
Una usuaria consultada por este medio comentó: "Entiendo que haya que mantener el orden, pero también necesitamos que el Metro sea un espacio para todas las familias, sin que nos miren como un problema".
Lo que está en juego: un espacio público en tensión
Este escenario revela una tensión estructural entre la necesidad de seguridad y orden, y la diversidad social que utiliza el sistema de transporte. La convivencia en el Metro no es solo un asunto técnico o policial, sino un reflejo de las desigualdades y demandas sociales que atraviesan la ciudad.
Las medidas implementadas muestran avances concretos en materia de infraestructura y coordinación institucional, pero también evidencian que la seguridad es un concepto complejo, que debe incluir la convivencia y el respeto a la diversidad.
Las campañas de sensibilización y el aumento de recursos humanos son pasos en la dirección correcta, pero el desafío mayor es construir un Metro que no solo sea seguro, sino también inclusivo y respetuoso, donde las diferencias se gestionen con diálogo y empatía.
Conclusión: lecciones para el futuro inmediato
Lo ocurrido en el Metro de Santiago en 2025 es una muestra palpable de que la seguridad en el espacio público no puede reducirse a la vigilancia y la represión. La convivencia civilizada exige un equilibrio delicado entre el control y la comprensión, entre el orden y la flexibilidad.
El Metro, como arteria vital de la ciudad, debe ser un escenario donde se reconozcan y respeten las múltiples formas de habitar el espacio común, desde el adulto que viaja apurado hasta la madre con su coche de guagua. Solo así podrá cumplir su promesa de ser un servicio público que acompaña y refleja la vida diversa de Santiago.
Fuentes: La Tercera, Cooperativa.cl, declaraciones oficiales de Metro de Santiago.