La crisis interna en el Partido Republicano: El caso Araya y sus reverberaciones a semanas del balotaje

Un escándalo que amenaza con desbordar el control de la campaña presidencial de José Antonio Kast ha tomado cuerpo en las últimas semanas, revelando las tensiones latentes dentro del Partido Republicano a menos de dos semanas del balotaje presidencial.

El 20 de noviembre de 2025, Ciper destapó un reportaje que vincula al diputado Cristián Araya, jefe de bancada republicano, con la llamada "trama bielorrusa", un caso de presunto lavado de dinero que involucra a Sergio Yáber, conservador de Puente Alto bajo investigación judicial. En un audio interceptado por el OS-7 de Carabineros, Yáber afirmaba haber entregado $1,7 millones a Araya, una acusación que el parlamentario ha negado rotundamente.

José Antonio Kast, en su habitual despliegue territorial, enfrentó la polémica desde Arica, donde reafirmó su política de "estar en terreno" y descartó cualquier defensa corporativa hacia Araya. Sin embargo, su discurso se mantuvo en una línea ambivalente: respaldó la investigación judicial y la prensa libre, pero evitó deslindar categóricamente al diputado, dejando abierta la posibilidad de sanciones internas si emergen nuevas pruebas.

Perspectivas en conflicto

Desde el comando de Kast, la estrategia ha sido contener el daño, enfatizando la falta de pruebas concluyentes y apostando por mantener el foco en la agenda programática. Figuras clave como Arturo Squella y Ruth Hurtado han asumido el rol de voceros para manejar la crisis, intentando desmarcar al candidato de la controversia.

"Aquí no hacemos defensas corporativas", dijo Kast, pero también advirtió que "serán 90 días de difamaciones y mentiras". Esta frase encapsula la tensión entre la necesidad de transparencia y la urgencia política de preservar la imagen del candidato en una campaña que se juega cada voto.

Por otro lado, sectores críticos dentro y fuera del partido han aprovechado la ocasión para cuestionar la integridad republicana. La oposición y voces independientes han señalado que este episodio no es un hecho aislado sino parte de una serie de problemas de corrupción que han marcado a la derecha en los últimos años, recordando casos como el del diputado Mauricio Ojeda.

Impacto regional y social

En regiones como Puente Alto y Arica, donde la campaña de Kast ha puesto especial énfasis, la polémica ha generado inquietud en la base electoral. Ciudadanos y militantes expresan una mezcla de desconfianza y frustración, mientras medios locales amplifican el debate sobre la transparencia y ética política.

Consecuencias y aprendizajes

A casi dos semanas de la segunda vuelta presidencial, el caso Araya funciona como un espejo que refleja las fragilidades internas del Partido Republicano y la dificultad de manejar crisis en plena campaña. La decisión de Kast de no cerrar filas de inmediato, aunque coherente con una estrategia de prudencia judicial, ha abierto un flanco que podría erosionar la confianza de su electorado más crítico.

El episodio deja en claro que la política chilena contemporánea no puede escapar a los desafíos de la transparencia y la rendición de cuentas, especialmente en contextos electorales donde la presión es máxima y las narrativas se polarizan.

Finalmente, este caso reafirma la importancia de un periodismo riguroso y de una ciudadanía crítica que no se deje seducir por simplificaciones ni por defensas corporativas automáticas. La tragedia política que vive el Partido Republicano en este momento es también una oportunidad para repensar los mecanismos de control interno y la cultura política en Chile.

Fuentes consultadas: Ciper Chile, La Tercera, Cambio21, declaraciones públicas de José Antonio Kast y dirigentes republicanos.