
El Museo del Louvre, ícono de la cultura mundial, enfrenta una crisis sin precedentes tras el robo de ocho joyas de la Corona francesa el 19 de octubre de 2025. Este incidente, que ha capturado la atención internacional, ha llevado a la institución a implementar una serie de medidas de seguridad urgentes y a cerrar temporalmente una de sus galerías más emblemáticas.
La directora del museo, Laurence des Cars, anunció que se están tomando veinte medidas de seguridad adicionales, que incluyen la instalación de un centenar de cámaras perimetrales, las cuales se espera estén operativas en 2026. Esta decisión llega tras un informe demoledor del Tribunal de Cuentas de Francia, que criticó la gestión del Louvre entre 2018 y 2024, señalando que la priorización de la compra de obras de arte había descuidado el mantenimiento de las instalaciones.
En un contexto de creciente preocupación por la seguridad, el Louvre ha cerrado al público la Galería Campana, que alberga salas dedicadas a la cerámica griega, debido a la fragilidad de algunas vigas en el edificio. Este cierre, justificado como una medida de precaución, ha intensificado el debate sobre la gestión de la seguridad en el museo, especialmente después del robo.
El robo en sí fue una operación audaz, llevada a cabo en plena luz del día por un grupo de cuatro hombres que accedieron a la Galería Apolo utilizando una escalera de mudanzas. Con radiales en mano, sustrajeron las joyas en un atraco que duró apenas siete minutos. Aunque algunos de los sospechosos han sido arrestados, las piezas, valoradas en 88 millones de euros, permanecen desaparecidas, lo que ha suscitado especulaciones sobre su destino.
Desde el incidente, la presión sobre la dirección del museo ha aumentado. Laurence des Cars ha defendido su gestión, argumentando que ya se habían tomado medidas para reforzar la seguridad antes del robo, pero las críticas continúan. La comunidad cultural y el público en general exigen respuestas sobre cómo se permitió que ocurriera un robo de tal magnitud en una de las instituciones más vigiladas del mundo.
La situación ha llevado a un debate más amplio sobre la seguridad en los museos y la necesidad de equilibrar la protección del patrimonio cultural con la accesibilidad para los visitantes. La reforma del Louvre, impulsada por el presidente Emmanuel Macron, busca modernizar las instalaciones, pero la ejecución de estas reformas se encuentra ahora bajo un intenso escrutinio.
En medio de esta crisis, la imagen de un joven de 15 años, conocido como el "detective del Louvre", se ha vuelto viral, simbolizando la mezcla de confusión y fascinación que rodea a este caso. Pedro Elías Garzón Delvaux, quien estaba presente durante el robo, ha capturado la atención de los medios y del público, añadiendo un elemento humano a esta historia de crimen y cultura.
El futuro del Louvre, tanto en términos de su seguridad como de su reputación, parece incierto. Las decisiones que se tomen en las próximas semanas serán cruciales para restaurar la confianza del público y asegurar que el museo no solo continúe siendo un símbolo de la cultura francesa, sino también un lugar seguro para todos sus visitantes.