
El expresidente hondureño Juan Orlando Hernández, condenado a 45 años de prisión por narcotráfico, fue indultado por el presidente de EE.UU., Donald Trump, el 1 de diciembre de 2025. Este indulto ha generado un torrente de reacciones en el ámbito político y social, tanto en Honduras como en Estados Unidos, poniendo de relieve las tensiones entre la justicia y la política internacional.
La decisión de Trump se produce en un contexto electoral tenso en Honduras, donde el candidato conservador Nasry 'Tito' Asfura, quien fue apoyado por Trump, se enfrenta a su rival Salvador Nasralla en unas elecciones muy reñidas. "El pueblo de Honduras realmente cree que le habían tendido una trampa [con el juicio a JOH] y que eso es terrible", declaró Trump en un comunicado.
Hernández, conocido como JOH, gobernó Honduras de 2014 a 2022, y su administración estuvo marcada por acusaciones de corrupción y vínculos con el narcotráfico, incluyendo el tráfico de más de 400 toneladas de cocaína. Durante su juicio en Nueva York, se revelaron conversaciones donde Hernández presumía de sus crímenes, lo que llevó a los fiscales a describir a Honduras como un "narcoestado" durante su mandato.
La liberación de Hernández ha sido recibida con escepticismo y críticas por parte de varios sectores. "Protege al saqueador del Estado", afirmó el ex presidente Manuel Zelaya, quien consideró que el indulto es una medida para influir en el resultado electoral en Honduras. Además, Rixi Moncada, candidata oficialista, criticó la injerencia estadounidense, señalando que el bipartidismo en Honduras está "roto" y que el pueblo está cansado de la corrupción.
El indulto también plantea preguntas sobre la coherencia de la política estadounidense hacia el narcotráfico, especialmente en un momento en que la administración de Trump ha intensificado sus operaciones contra los carteles de drogas en la región. Mientras se indulta a un expresidente acusado de narcotráfico, EE.UU. ha desplegado una fuerte presencia militar en el Caribe para combatir el tráfico de drogas.
En conclusión, el indulto a Juan Orlando Hernández no solo reabre viejas heridas en la política hondureña, sino que también plantea interrogantes sobre la verdadera naturaleza de la justicia y el papel de Estados Unidos en la región. A medida que el país se prepara para las elecciones, la polarización y la desconfianza hacia las instituciones se intensifican, dejando a muchos hondureños preguntándose si la justicia ha sido realmente servida.